viernes, 21 de diciembre de 2012
Enero onírico
A petición popular, hemos decidido ampliar el plazo de presentación de originales para el concurso de sueños hasta la última semana de enero. Que Vds. lo sueñen bien.
jueves, 20 de diciembre de 2012
Encuentro con Elvira Lindo
Aturdidos por los peligros más o menos ciertos de la Red y por su uso masivo como canal publicitario y conformador, corremos siempre el riesgo de minusvalorar, y en consecuencia infrautilizar, sus posibilidades como herramienta de comunicación, que nos permite hablar con la gente e intercambiar dudas, pareceres y sentimientos.
Hoy hemos actualizado una de esas posibilidades: gracias a un programa informático, los chavales de 4º de ESO B y su profesor de Lengua (quien les escribe) hemos podido abrir un ojo en la habitación donde nos esperaba, amabilísima, la escritora Elvira Lindo para dejar caer sobre ella, a riesgo de tupirla, una buena cascada de preguntas.
La experiencia ha sido instructiva en muchos sentidos, además de divertida y, por el lado técnico, un tanto accidentada y azarosa. De las muchas preguntas que estuvimos preparando, nos hemos centrado esta vez en las que se referirían a la profesión de Elvira Lindo, su vida y sus gustos. Habría sido posible filtrar las preguntas, dando prioridad a las muchas que han quedado sin formularse sobre sus personajes y su obra —pero me ha parecido que, para bien y para mal, tenía su interés que los chavales preguntaran sin censura ni demasiada guía lo que prefirieran, lo que más curiosidad despertara en ellos.
Animo a todos los implicados a dejar aquí sus impresiones; yo voy a dar ejemplo (y madrugar, como quien dice) poniendo en letra las mías.
Mis conclusiones son tres. La primera, que Elvira Lindo es un encanto —y que buena parte de ese encanto viene del hecho de que, desde su amabilidad, nunca da respuestas complacientes ni banales, de las que engordan al público o dejan intactas las suposiciones que hay detrás de las preguntas. Acostumbrada a estar a un lado y otro del micro, formulando preguntas o respondiéndolas, Elvira Lindo escucha con atención y trata de captar cuál es la verdadera inquietud de quien habla y en qué situación y contexto se dice lo que se dice. Alguien que pregunta por la técnica del escritor o su 'fórmula' quizá es en realidad un escritor en potencia que se pregunta si las ropas del autor consagrado le caen demasiado grandes o si podrá optar en un futuro a probárselas; alguien que pregunta por Cádiz, Madrid o Extremadura probablemente tenga alguna relación con estos lugares, y se complazca en traer 'a su terreno' a la otra persona. Por tanto, más que ir sacando sin más opiniones o vivencias de su almario, la escritora trata de comunicarse con el alumno que pregunta (aunque, ay, la webcam, situada por imperativo técnico en lugar muy mejorable, ni siquiera le permita distinguir su rostro) y decirle algo que tenga sentido para él, específicamente. Empeño que casi siempre se salda con éxito.
Mi segunda conclusión es que los alumnos preguntan, en efecto, desde lo que los antropólogos llaman su 'ecuación personal', sin lograr (habrá que trabajar en ello) despegarse mucho de su situación inmediata. Candorosos y maliciosos (a veces alternativamente; y otras en combinación variable), piensan desde su posición de alumnos aventajados a los que exigimos quizá más que a otros y que se sienten constantemente evaluados y juzgados. El éxito y el fracaso son, pues, los astros de su día: y ven a la escritora profesional, al menos en una primera mirada, sobre todo como un caso particular de la persona que ha triunfado y ha visto reconocidos sus méritos. Perciben sin duda que no es lo mismo una escritora, una artista y trabajadora efectiva, que una famosa al uso de las que pululan por los programas de charcutería emotiva o los espectáculos de realidad inducida vendiendo humo —pero les intriga saber, y lo preguntan reiteradamente, cuál es la distancia entre lo uno y lo otro, cómo se triunfa, qué valor tienen los premios, qué factor de planificación o de azar hay en la 'carrera' pública de una persona, cómo se elige con acierto la profesión o actividad que te permitirá destacar, qué pelos hay que dejarse en la gatera.
El interés por estos asuntos puede resultar un tanto irritante a los que no participamos mucho de la mística del éxito, pero le permite a Elvira Lindo dibujarse de forma eficaz contra estos estereotipos. El éxito que merece la pena buscar, consiste, según nos ha contado hoy, en vivir de lo que te gusta y ejercer tu oficio con dignidad: ni más ni menos. Es un éxito que nunca es definitivo (quien se debe a un público nunca lo puede dar por conquistado, dando por hecha su fidelidad), que implica una gran dosis de incertidumbre (hasta que el público responde, uno no sabe si la comunicación con él ha sido efectiva o no), que supone una gran responsabilidad (porque estar en disposición de hablar y ser oído por muchos obliga, moralmente, a no decir sandeces ni emitir mensajes irresponsables, facilones y contraproducentes) —y que a pesar de todo, como se transparenta oyéndola hablar, es sobre todo placentero, apasionante.
Por tanto, nuestro ensayo de hoy es valioso, tanto en lo que tiene de encuentro (con alguien interesado de verdad en comunicarse) como en lo que tiene de desencuentro entre las ideas preconcebidas o inculcadas por los medios de formación de masas y el discurso y la actitud de quien se zafa sabiamente de esas camisas de fuerza, sin perder en el ejercicio la sonrisa.
Mi tercera conclusión es que a pesar del triunfo de la ciencia que supone la videoconferencia, se ha cumplido, más o menos benignamente, la maldición de la tecnología escolar: comunicaciones que se cierran a traición o tardan demasiado en abrirse, competencia de redes inalámbricas que despistan al más pintado, micros que se acoplan, cables demasiado cortos que no nos dejan disponer a nuestro gusto el escenario.
Todo conspira, en fin, para hacer casi necesaria, de puro deseable, la invitación con la que cierra Elvira Lindo el diálogo: continuar este en otro rato del mes de enero y hablar de lo mucho que nos ha quedado en el tintero. Desde aquí quiero agradecerle a EL su gentileza, a mis alumnos su apasionamiento y a Daniel, nuestro técnico informático, su disposición incansable a batallar con las limitaciones técnicas y estructurales.
Gracias a todos y pronto, más —siempre más.
Cuento inédito de Andersen
Con estas líneas, los miembros del grupo de biblioteca del IES Navalmoral os deseamos felices fiestas, llenas de buenas lecturas -esperamos que algún regalo sea un libro o más...
También os voy a comentar la extraordinaria noticia del descubrimiento, ya autentificado, de un cuento de Hans Christian Andersen, autor de la navideña La Niña de los fósforos. Este cuento de su primera etapa se titula La vela de sebo. Reproduzco la noticia aparecida en 20minutos.com
"Se ha encontrado un manuscrito de 700 palabras bajo el título La vela de sebo sobre la historia de una vela que tiene muchos problemas para encontrar su sitio en el mundo[...]."Es el primer cuento del autor y demuestra que estaba interesado en los cuentos desde su juventud" [...],
Feliz Navidad.
También os voy a comentar la extraordinaria noticia del descubrimiento, ya autentificado, de un cuento de Hans Christian Andersen, autor de la navideña La Niña de los fósforos. Este cuento de su primera etapa se titula La vela de sebo. Reproduzco la noticia aparecida en 20minutos.com
"Se ha encontrado un manuscrito de 700 palabras bajo el título La vela de sebo sobre la historia de una vela que tiene muchos problemas para encontrar su sitio en el mundo[...]."Es el primer cuento del autor y demuestra que estaba interesado en los cuentos desde su juventud" [...],
Feliz Navidad.
Te iría a buscar si me lo pidieras —y si no, también lo haría
TE IRÍA A
BUSCAR SI ME LO PIDIERAS, Y SI NO, TAMBIÉN LO HARÍA
Vuelve, vuelve conmigo, no te alejes, no te gires ni un solo
centímetro de mi piel, has llegado a rozar mis límites, has sido la razón de mi
insomnio, has infectado mis pensamientos, has empezado a ser mi droga, me has
seguido hasta mi mente, eres un yo a la inversa, eres mi todo, eres mi
adicción, te has convertido en mi única y absoluta obsesión. Y ahora me ves
aquí, sola, desesperada, me has condenado a mirarte de reojo, ya no hay rastro
de ti, tus mentiras me han dejado de esta manera. Solo sé que mirarme hacia mí
misma es la mejor solución, que buscar excusas ya no vale. Ya no vuelvo a ser la misma, todo me ha
cambiado. La sangre que corre por mis venas se ve fundida en pedacitos de ti,
respiro lo que tú respiras, pero ¿ves? , mira cómo me ha dejado tu juego de
estrategias. La inocencia me ha ganado y el mayor de los pecados es el haberte
conocido. A pesar de todo, no puedo pararme a pensar, ha sido suficiente. Te lo
advertí. Fuiste mi debilidad, pero aún tengo esperanzas de volverte a tener
entre mis brazos y más aún, en mi boca.
Los días pasaban y esta locura estaba acabando conmigo. Sentía cada noche su mirada clavada en la mía. En mi mente todo era un cúmulo de dudas, dudas sin resolver. Me sentía afligida y, sobre todo, confusa tras aquella noche. Me mataba por dentro, pero a la vez era como si hubiese vuelto a vivir, a ver, como quien dice, «lo bonita que es la vida».
A la luz de la luna llena, me encontraba cada noche contando cada una de las estrellas, sentada sobre mi ventana, y cada vez que recordaba algo de él, una lágrima caía sobre mis manos, y apretaba el puño, de tal manera que la rabia y la impotencia de querer algo hasta el punto de necesitarlo para vivir y no poder tenerlo me quemaba.
Ruidos y más ruidos me despertaban de cada una de mis pesadillas y fue cuando apareció de repente, sin más, sin dar explicación alguna, pensé que me leía la mente en cada instante. Siempre me dijeron que no pusiera nunca mi destino en manos de nadie, pero lo ignoré aquel día que por fin le tenía junto a mí, a mi lado. Fue la mayor de las locuras, pues no tenía ni idea de lo que me implicaba todo aquello.
Fue la noche más bonita, completada por el beso más profundo e inexplicable. Solo recuerdo «¿Ves mis labios? Te los presto. Bésalos». Se podía apreciar la intensidad y la pasión de ambos, pero en un instante sentí cómo un mordisco en el cuello, donde cada colmillo penetraba en mi blanca piel, me llevaría al cambio más aterrador y espantoso de mi vida. Comprendí todo aquel misterio, que era de esos espectros que matan con la mirada y que acaban entrando en tu mente y matándote por dentro, de tal manera que lo necesites desesperadamente, creando adicción, como una droga de la que era imposible desengancharse.
Después de todo, desapareció y yo ya había muerto. Me mató de tal forma que me volví esclava de él, me convirtió él mismo en parte de su alma. Nunca quise transformarme en lo que realmente era, una criatura que dependía única y exclusivamente de los humanos. Pues yo ya sabía que él era diferente al resto, que tenía ese gran secreto en el que me involucró. Pero ¿por qué me eligió a mí? Quién sabe, solo él lo tiene en su mente, pero ahora yo puedo viajar dentro de él y de cualquiera que entre dentro de mi locura
Mírame, tú has sido quien ha querido todo esto y ahora soy la entidad demoníaca más perseverante y homicida, pero sé ocultarlo mejor que tú. Este misterio que yace detrás de mi piel, invade mi cuerpo y más aún mi mente, pero tú fuiste el único capaz de enamorarte del olor de mi sangre, ahora me toca a mí
Como cada noche voy en busca de mi vida, de adueñarme de una vida más, como tú lo hiciste conmigo, pero sigo asomada en mi ventana como cada noche acompañada de mi risa malévola, observándoos a todos vosotros. El mundo es todo y yo soy una, pero ¿sabes lo que te digo? Me volvería a enloquecer y equivocar una y otra vez por ti. Estoy segura de que no solo fue culpa tuya, también mía por dejarme llevar, pero quizás estaba destinada a ser el depredador más ágil y discreto de toda la ciudad.
Estela Martín Verdugo, 4ºB
lunes, 17 de diciembre de 2012
La Marca: un cuento de vampiros
LA MARCA
Desorientado y sudando despertó Luis de aquella terrible pesadilla en la que alguien le llevaba a un callejón oscuro y allí practicaba con él un extraño ritual. Él no entendía nada.
La mañana se le hizo bastante larga, ya que solo pensaba en llegar a su casa, buscar información y poder interpretar aquella cosa tan extraña con que había soñado.
Por fin sonó el timbre a las dos y media, llevaba un paso ligero y en siete minutos llegó a casa. Comió como si no tuviese tiempo y enseguida encendió el ordenador.
Allí no obtuvo respuesta, no encontró la interpretación que esperaba y por un rato se olvidó de ello; pero pasaron los días y una y otra noche siempre soñaba con lo mismo.
Por fin llegó el fin de semana, no tenía muchos deberes que hacer, así que decidió ir el sábado por la mañana a la biblioteca del pueblo, en busca de algún libro relacionado con la interpretación de sueños.
Cuando llegó encontró en un estante un libro, vio el índice y vio que los sueños relacionados con rituales nocturnos estaban en la página 67, cuando se dio cuenta de que esa página estaba arrancada; no le hizo ningún caso, creyó que era una coincidencia y volvió a su casa.
Al llegar, su madre tenía algo en la mano y estaba disgustada esperándole en la puerta.
Le entregó una carta abierta cuyo destinatario era él; la carta decía así: “Al final te van a descubrir”. Su madre le preguntó en qué lío estaba metido y él, enfurecido, le dijo que no sabía qué era eso, y tras un portazo se encerró en la habitación.
Volvía a leer una y otra vez la carta, sin conseguir relacionarla con nada ni nadie, puesto que no tenía remitente.
Pasaron los días, y seguía soñando todas las noches con la misma pesadilla, hasta que un día llegó al colegio y le tocaba la revisión de los 14 años, allí el médico encargado de hacerlo le levantó la camiseta para poder escuchar sus latido y comprobar que todo estaba bien. De repente, le preguntó:
—¿Cómo te has hecho esta marca?
Luis se quedó parado y le dijo que él no tenía ninguna marca, el médico le acercó un espejo y comprobó que era verdad, tenía una pequeña marca con forma de luna y varias notas musicales en su centro.
El médico dijo que la revisión había finalizado y Luis se fue del centro con bastante prisa. No le contó lo ocurrido a nadie. Empezaba a asustarse tras tantas coincidencias: las pesadillas, el libro, la carta y ahora la marca, pero no consiguió llegar a ninguna conclusión.
Cuando se dispuso a ir al colegio la mañana siguiente, vio que alguien había metido una nota por debajo de la puerta en la que ponía: “Para Luis”, la cogió con sigilo, la leyó y se la guardó, en la nota había algo escrito con grandes letras y una tinta roja que le recordaba a la sangre: “Hoy a las 12:00h en el almacén industrial San Rafael”.
El día transcurrió sin incidentes y cuando llegó la hora de acudir al almacén se planteó seriamente si ir o no, pero finalmente decidió asistir. Llegó y estuvo esperando mucho tiempo, hasta que alguien le cogió por la espalda, le tapó los ojos y le dejó inconsciente. Se despertó maniatado y con un gran dolor en la cabeza, frente a él había dos hombres de gran estatura y corpulencia que comenzaron a interrogarle:
—¿Dónde te han hecho esa marca?
—¿Por qué fuiste a la biblioteca a leer cosas sobre vampiros?
Él consiguió reconocer a uno de los hombres, era el médico de la revisión, y les contestó:
—No sé por qué tengo esa marca y yo no fui el otro día a ver nada de vampiros a la biblioteca.
Los hombres, con mucha paciencia, se sentaron delante suya y le dijeron que tenían que abandonar ese pueblo e irse los tres juntos a otro lugar, ya que si no los podrían descubrir.
—¿Descubrir el qué? –preguntó Luis.
—Descubrir que somos vampiros, aunque aún seas muy joven es hora de que sepas toda la verdad –le contestó uno de ellos —Cuando naciste, Federico, el médico que te revisó el otro día, se dio cuenta de que eras especial, de que eras… eras… eras un vampiro —respondió el otro con recelo.
Luis les dijo que no podía ser, que se debían estar confundiendo de persona, pero ellos le dijeron que no, que le habían conocido por la marca. Ambos se levantaron la camiseta y le enseñaron la misma marca que tenía él y en el mismo sitio, en el costado izquierdo.
Luis estaba anonadado, le habían dado mucha información en muy poco rato. Pero ellos le dijeron que tenía que ir rápidamente a casa a por sus maletas, ya que tenían que partir de inmediato. Luis obedeció y tras recoger todas sus cosas, les dejó una carta a sus padres, que se habían ido a cenar con unos amigos y aún no habían regresado. La carta decía así: “Queridos mamá y papá, me tengo que ir del pueblo, no me busquéis ni se lo contéis a la policía, estaré bien. Besos. Luis”.
Esa misma noche partieron, en el camino se enteró que iban a Sidney, pero no podía quejarse, ya que sabía que tenía que ser así si no quería morir.
En Sidney comenzó una nueva vida, los dos hombres le trataban muy bien y le enseñaron a desarrollar sus poderes de vampiro. En cuanto a sus padres, no preguntaron nada ni le intentaron buscar, porque esa misma noche mientras regresaban de la cena fueron asesinados por otra persona perteneciente a este grupo vampírico, ya que pensaron que era la mejor forma de que nadie preguntase por Luis, dado que en el entierro se enterraron tres ataúdes y todos pensaron que la familia entera había muerto en un accidente de coche.
El tiempo pasó y Luis vivió tranquilo y feliz, sin saber nada de la muerte de sus padres, viendo el tiempo pasar y desarrollando cada vez más sus capacidades, ya que eran inmortales.
Esther Villar Paniagua 4º B
sábado, 15 de diciembre de 2012
Concurso de sueños
En la peña, sobre la peña,
duerme la niña y sueña.
(Tradicional)
I had a dream… Concurso de sueños
1. Podrán presentarse a este concurso de sueños cuantos soñadores así lo deseen, preferiblemente despiertos y residentes en el Campo Arañuelo. Habrá dos categorías: A. Soñadores de hasta 14 años. B. Soñadores de hasta 1.000 años.
2. Los sueños podrán presentarse en cualquier formato que resulte apropiado para trasmitir al lector, espectador u oyente la sensación de extrañeza y maravilla propia del género. Esto incluye, por ejemplo, sueños relatados en prosa o en verso (acompañados o no de ilustraciones), fotografías coloreadas o tratadas de algún otro modo, collages, composiciones musicales (con o sin letra), vídeos y eso otro que tú, noble lector, estás pensando, pero que a nosotros aún no se nos ha ocurrido.
3. Los sueños se depositarán, con o sin testigos, en el Cofre de los Sueños que se habilitará en la Biblioteca del IES Augustóbriga, sin indicación alguna de autoría, hasta el día 15 de diciembre (incluido). Podrán también enviarse a la cuenta de correo aleyendasurbanas@gmail.com con el ‘asunto’ Concurso de sueños.
4. Durante los días que van del 16 de diciembre al 6 de enero, los trabajos permanecerán expuestos en la Biblioteca y en la página web de la Biblioteca (http://biblio-augustobriga.blogspot.com.es). Todas las personas que lo deseen podrán calificar de 1 a 10 cuantos sueños deseen, utilizando para ello el formulario que se pondrá a su disposición: constituirán así la asamblea anónima de soñadores que servirá de juzgado a este certamen.
5. Los trabajos que, al obtener la mayor puntuación, resulten ganadores (y quizá también los que no) se harán inevitablemente famosos y harán felices a las buenas gentes, lo que constituye el mejor premio al que cualquier autor pueda aspirar. Pero, por si eso fuera poco, en la semana de vuelta de las vacaciones de Navidad los participantes encontrarán sobre la mesa central de la Biblioteca los regalos que los Grandes Transparentes tengan a bien preparar para ellos, con la fórmula Para el autor de… Cualquier persona que se haya sentido conmovida por algún sueño y desee dejarle a su autor un regalo a modo de réplica está invitada a hacerlo.
lunes, 3 de diciembre de 2012
Un tango
Sí, el tema de la nueva novela de Pérez Reverte, una obra difícil para él por ser la primera "romántica" -aunque ha incluido otros items.
Ya está a la venta y será uno de los grandes superventas de las Navidades
Ya está a la venta y será uno de los grandes superventas de las Navidades
Teatro sobre un diccionario
¿Se puede escribir y sobre todo representar una obra de teatro sobre un Diccionario?
Parece increíble, pero sí. Se estrena esta semana en Madrid una obra sobre la vida de María Moliner, autora del Diccionario de Uso del Español.
Trata sobre varias etapas de esta señora, especialmente sus últimos años, donde por culpa de una enfermedad fue perdiendo la memoria y sus palabras, ella que había estado tan unida a ellas "una situación tan irónica y dramática que pedía una obra de teatro", en palabras de su director.
Parece increíble, pero sí. Se estrena esta semana en Madrid una obra sobre la vida de María Moliner, autora del Diccionario de Uso del Español.
Trata sobre varias etapas de esta señora, especialmente sus últimos años, donde por culpa de una enfermedad fue perdiendo la memoria y sus palabras, ella que había estado tan unida a ellas "una situación tan irónica y dramática que pedía una obra de teatro", en palabras de su director.
Recomendaciones breves
Como estos días antes de la 1 evaluación, estamos cortos de tiempo para leer -y desconectar con la imaginación de las materias-, os proponemos los libros de leyendas (donados generosamente por el AMPA) con muy variados temas y relatos breves.
Son, como las leyendas urbanas que comentamos el curso pasado, cuentos de diferentes lugares del mundo y acompañadas de muy buenas ilustraciones.
Espero que os gusten y sigáis cogiendo libros de esta colección.
Son, como las leyendas urbanas que comentamos el curso pasado, cuentos de diferentes lugares del mundo y acompañadas de muy buenas ilustraciones.
Espero que os gusten y sigáis cogiendo libros de esta colección.
sábado, 1 de diciembre de 2012
Concurso de sueños: Sueño noveno
Con este sueño instrumental se inaugura en el blog de la Biblioteca el I Primer (y quizá único) Concurso de Sueños de la Biblioteca del IES Augustóbriga. El Concurso seguirá en fase onírica hasta el 15 de diciembre. Después, se abrirá un plazo para que los usuarios del blog y de la Biblioteca puedan evaluar los trabajos de 1 a 10, estableciendo así qué sueños merecen ganar el certamen. Bon appetit!
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