sábado, 2 de abril de 2022

Concurso de sueños: El examen

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13 de mayo. Tenía un mes por delante para estudiarme un curso entero de 6 asignaturas antes del examen que determinaría si mi futuro sería o no como tenía planeado. Me senté delante del escritorio y me quedé mirando los distintos montoncitos de hojas escritas. No era en realidad tanto temario, pero me parecían demasiadas cosas a tener en cuenta en un examen. Cogí primero el montón con apuntes de literatura. Junto con el de economía, era el más fino de todos, así que me animaba pensar que lo terminaría pronto. 

Efectivamente, en tres días me sabía ya todos los temas de literatura, de manera que me senté de nuevo frente a los apuntes del resto de las asignaturas para decidir a cuál dedicaría los siguientes días. Me decidí por economía, aunque no le dediqué apenas tiempo porque se me daba bastante bien. 

A continuación, pasé algunos días con geografía y, tras repasar varios ejercicios de matemáticas y dar por estudiado el temario de inglés, al cabo de una semana había decidido que ya estaba preparada y que pasaría el resto del mes distrayéndome. 

Cuando llegó la fecha de aquel importante examen, me presenté en el lugar segura de mi misma. Fui haciendo los exámenes sin ningún imprevisto, hasta que llamaron para el último, el de historia de España. Me di cuenta en ese momento de que me había olvidado por completo de esa asignatura. Entré casi llorando a la sala que nos habían indicado, ya que no había estudiado nada y tendría que hacer la prueba como pudiera. Cuando me fijé un poco más en la sala, vi que era diferente a la del resto de exámenes, el techo era mucho más alto y las mesas eran circunferencias concéntricas menos la central, que era un círculo. Parecía más adecuado para un ritual de alguna cultura oculta que para un examen oficial. Decidí no entretenerme más analizando la estancia y ponerme a buscar en mi memoria los restos de lo que había estudiado a lo largo del curso. 

Los vigilantes del examen estaban hablando, pero, como supuse que serían las instrucciones a seguir como en las pruebas anteriores, no presté mucha atención hasta que escuché la palabra ‘ritual’. Llamó mi atención, ya que yo misma había dicho esa palabra mentalmente al entrar. Pronto entendí que en realidad sí que íbamos a seguir un ritual, pero por razones totalmente diferentes a las que se habían pasado por mi mente en un primer momento. Acababa de estallar una guerra. Un conflicto militar que se creía extinguido, pero que en realidad se había convertido en una guerra fría hasta ese momento. 

Una vez estuvimos todos los alumnos dentro, los profesores cerraron las puertas, de modo que quedamos aislados. Mi mente iba a mil por hora visualizando todos los posibles escenarios que podrían ocurrir a partir de entonces. 

Nos fuimos sentando poco a poco alrededor de las mesas, con la misma separación que si realmente fuéramos a hacer la prueba. Nos repartieron unas hojas con una especie de poemas escritos que debíamos leer todos a la vez. 

Estaban empezando a recitarlos los profesores cuando de repente empecé a escuchar un sonido familiar, y, en cuanto averigüé que era mi alarma para ir a clase, me desperté por fin de este agobiante sueño. En aquel momento no me pareció muy diferente a todas las extravagantes historias que suelo vivir por las noches, pero desde entonces me pitan de forma molesta los oídos cada vez que alguien habla de la EBAU, sobre todo del examen de historia. 

 



1 comentario:

  1. La Guerra de Ucrania meets la EBau y los arquetipos junguianos en este sueño, para mi gusto uno de los más interesantes de esta edición, que actualiza uno de los temores más recurrentes en nuestros sueños: el temor a un examen incomprensible, kafkiano, del que no nos hemos enterado o al que llegamos inermes (desnudos, amnésicos, desentrenados). Estos sueños comienzan en nuestra época de estudiantes, pero a menudo se extienden durante toda nuestra vida: siendo adultos, soñamos con que se descubre un error en nuestro expediente que nos obliga a volver al instituto o al colegio. Como escribe el poeta José García Nieto: '¡La vida! ¿Os lo sabeís? ¿Qué era la vida? / Y siempre hay algo oscuro y no explicado'. Todo examen es, en fin, un ritual que hace cotidiano y prosaico un momento característico del viaje del héroe: el encuentro con un Guardián del Umbral que nos formula preguntas (a menudo adivinanzas), y que si no acertamos nos devora (como la Esfinge).

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