jueves, 3 de febrero de 2022

Concurso de sueños: Los secretos del tiempo

 


Me desperté y estaba en el desierto. Imaginé que sería el Sahara por el tremendo calor que hacía. Me dolía la cabeza y tenía un esguince en el tobillo, pero aun así seguí caminando durante horas hasta que llegué a un pequeño oasis. Me refresqué la cara y poco a poco empecé a recordar algunas cosas, como que hacía mucho viento, el cielo estaba oscuro, que de repente me había sumergido en una niebla que no tardó mucho en convertirse en una gran tormenta de arena. Después de esto, me golpeé la cabeza con alguna piedra y me desperté tirado en la arena. No me acordaba de nada más, pero estaba demasiado cansado como para seguir pensando. así que me tumbé en la sombra de una pequeña palmera y en seguida me quedé completamente dormido.

Me desperté sobresaltado, había dos jóvenes mirándome descaradamente. Les pregunté quiénes eran, pero ninguno de los dos supo responderme, ellos tampoco sabían quiénes eran.

Recorrimos a pie unos nueve kilómetros y llegamos a los muros de una gran ciudad a la que llamaban Auserd, aunque tampoco sabíamos qué ciudad era. Entramos y nos quedamos alucinados con todos los edificios, eran enormes. de piedra caliza y con grandes cúpulas en las zonas más altas. Pasamos por una tienda y compramos unas samosas para comer; todo iba bien, pero inesperadamente mis ojos se posaron en el calendario: ¡Estamos en 1468!

¿Cómo podrían haber pasado 632 años así de rápido? Se lo dije a los demás y también se quedaron boquiabiertos: todos menos el tendero, que nos tomó por unos locos diciéndonos: ¿Qué os pasa? Parece que habéis venido de un mundo paralelo o algo así.

Entonces cal en ello, la tormenta había sido muy rara, nunca en mis treinta años por el desierto había visto un temporal tan peculiar. Se lo comenté a mis compañeros y parece ser que les había pasado lo mismo. La tormenta nos había transportado a otra dimensión, un mundo paralelo, igual pero diferente, extraño pero asombroso.

Decidimos visitar la biblioteca y buscar información sobre ese sorprendente y aterrador fenómeno atmosférico. Entre los tres encontramos un gran libro llamado Los secretos del tiempo. Lo leímos entero y llegamos a la conclusión de que para volver a casa deberíamos meternos en otra tormenta de aquellas características; hasta ahí se veía fácil, el único problema era que para ello deberíamos esperar un año y treinta y seis días. No estaba tan mal teniendo en cuenta que habíamos adelantado unos cuantos años viajando en el tiempo. Durante todo ese tiempo decidimos ponernos a trabajar para poder alquilar una pequeña casita y comprar todo lo necesario para sobrevivir.

Yo me hice banquero. uno de mis camaradas se hizo marinero y el otro animador de fiestas de niños. él quería hacer felices a todos los habitantes de la ciudad mientras que el marinero luchaba contra todas las criaturas y monstruos que habitaban en el mar. Todas las noches, en sueños se me aparecían personas que yo conocía pero cuyas identidades no lograba recordar. También viajaba a una pequeña ciudad totalmente diferente a la que estábamos ahora. Al despertar, todo lo que había soñado se esfumaba y se empezaba a mezclar con la realidad. También soñaba que volvía a casa y que lodo volvía a ser como antes, aunque no supiese a ciencia cierta qué sería eso. En las noches cercanas al gran día. las visiones se volvieron más intensas y comenzaba a recordar algunas cosas como olores. sentimientos y voces...

Por fin llegó el momento que tanto ansiábamos, el momento de regresar a nuestro hogar, Recogimos todas nuestras cosas, cogimos comida y nos dirigimos al desierto. Estando ya allí nos dimos las manos para no separarnos y juntos entramos en la gran tormenta. Nos despertamos llenos de arena. pero ya recordábamos quiénes éramos, por ello toca presentarme, yo soy Alí Babá. y mis compañeros son Simbad el marino y Aladino, y aunque no nos hubiéramos dado cuenta, sí que recordábamos algo de quiénes éramos. Yo actualmente soy banquero. ya que conseguí un gran tesoro. Simbad sigue siendo marinero y Aladino hace felices a los niños como él lo había sido con el genio de la lámpara. Al llegar a la ciudad de Agrabah, nuestra ciudad, cada uno fuimos a nuestra casa y comprobamos que tan solo habían transcurrido un par de horas desde que la tormenta nos transportó por primera vez. Todo seguía en su sitio. Lo que no volvería a cambiar sería nuestra amistad. gracias a la tormenta nos convertimos en grandes amigos v lo seguiremos siendo por muchos años más. De vez en cuando, juntos visitamos Auserd y volvemos a vivir miles de nuevas aventuras, aunque algunas de ellas sean solo esta vez a través de los sueños.