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martes, 4 de junio de 2019

Diez cosas que odia Ziyad Gabli


1. Yo odio estudiar por la mañana.
2. Yo odio escuchar el sonido de los mosquitos.
3. Yo odio escribir mucho.
4. Yo odio a los criminales.
5. Yo odio la central nuclear.
6. Yo odio las guerras.
7. Yo odio ser un niño malo.
8. Yo odio que me insulten al lado de la gente.
9. Yo odio los accidentes.
10. Yo odio los pitos de los coches.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Concurso de sueños: La Ciudad Multicolor


Me levanté muy temprano, me asomé a la ventana de mi habitación. Todo estaba cubierto de hielo y vi varios coches aparcados en la calle. Entonces recordé el sueño que había tenido esa noche.

Era un sueño raro pero a la vez divertido. Mis amigos y yo íbamos por una acera, algo nos deslumbró y nos llamó la atención. Del escaparate de una tienda de automóviles salían luces de colores. AI pasar por Ia puerta, esta se abrió sola y uno detrás de otro fuimos entrando al concesionario. Era enorme, parecía una gran ciudad.

Los coches eran de distintos colores, rojos, amarillos, blancos... todos eran deportivos, colocados en fila.

Había un vehículo para cada uno de nosotros. Nos montamos en los coches. Yo elegí el rojo. Hicimos carreras dentro del local, la meta era la mesa del vendedor, donde había revistas de publicidad, bolígrafos y cuademos de notas. Las sillas y tas plantas de decoración nos sirvieron de obstáculos para el circuito que nosotros deberíamos superar. No recuerdo su forma exacta pero sí sé que era muy largo. El suelo, que era de mármol, hacía que las ruedas patinaran, quedó con marcas de derrape. Al frenar y acelerar, los coches iban carnbiando de color e iluminándose. Algunos se transformaban en camiones y otros en motos.

Estuvimos allí durante mucho tiempo, luego decidimos cambiar el aspecto de esos coches. Los pintamos a nuestro gusto y los diseñamos. Al mío le puse un alerón y una franja blanca en el medio.

Más tarde comenzaron a llegar clientes y se quedaron sorprendidos con lo que habíamos hecho. Empezaron a preguntar dónde estaba el encargado, en ese momento sonó el teléfono, no sé si fue el del concesionario o el de mi casa, pero yo me desperté.