viernes, 20 de diciembre de 2013

Concurso de Sueños: Mi Sueño

Con este relato ambientado en los años 20 concluye la presentación de originales para el concurso de sueños. Como indican las bases, todas las personas que visiten el blog están invitadas a participar como jurado, votando las entradas que deseen mediante la barra de calificaciones que aparece al final de cada una de ellas. Mil gracias por colaborar con este empeño modesto pero apasionante. ¡Que Vds. lo voten bien! 


Era una noche fría y oscura del mes de diciembre, Ana estaba sola y hacía, más que aire, viento. Ana llegó a casa y se acurrucó en el sofá abrazando a su oso de peluche "Manchitas" y después de unos escalofríos y tiritones se quedó dormida. A partir de ese instante, tuvo un sueño raro:


Ana como en una nube divisaba lo que iba a pasar a continuación:

"Un coche negro y antiguo paró en una calle solitaria donde solo parecía haber almacenes, algo parecido a un polígono antiguo. Del coche salieron cuatro tipos con sombrero y gabardina que procedieron a abrir una de las puertas de uno de los almacenes y pronto sacaron unas cajas, que por la forma de cogerlas pesaban lo suyo. Un instante después, llegaron tres camiones grandes y procedieron a colocar infinidad de cajas, que parecían, por el sonido que emitían al cogerlas, de botellas.

Por los datos que Ana tenía en su cabeza, no tardó en sacar conclusiones: coche antiguo, hombres con sobreros y gabardinas, viejo polígono, tres camiones, se imaginó que sería algo relacionado con la famosa Ley Seca americana de los años veinte, que en tantas películas de cine negro americano había visto con su padre, gran aficionado al género.

Al cabo de unas dos horas estaban los tres camiones llenos de mercancía, se marcharon y el coche les siguió detrás para su reparto por los bares de lo que parecía una gran ciudad. Ana pensó que sería Chicago, la famosa ciudad de los gángsters de los años veinte. Tratarían de entregar la mercancía de contrabando a sus clientes, ya que no había rastro de policía por ningún lado. Al llegar a una gran avenida, había una gran sala de fiestas donde el charlestón se oía fuera de la calle, acompañado de un gran bullicio de la gente que estaba dentro de Ia sala.

Uno de los empleados de la sala de fiestas les indicó a los repartidores que dieran la vuelta y entraran por la calle de atrás, donde podían descargar Ia mercancía solicitada sin que nadie pudiera verles, ni sospechar del género; en unos pocos minutos habían dejado dentro del local un camión entero de alcohol, pero algo se intuía en el ambiente, la noche no podía ser tan
tranquila, Ia policía también tenía que hacer su trabajo y estaban en una de las calles más
céntricas y caras de Ia gran urbe.

En ese momento llegó un vehículo que comunicó a Ia banda que se tenían que dar prisa porque habían detectado varios coches de policía por la zona y que habían tomado esta dirección. Terminando precipitadamente la entrega, se montaron en los vehículos y pusieron rumbo a una zona de Ia ciudad que los sacaría del centro y les llevaría de nuevo a Ia zona de almacenes, donde iban a dejar aparcados los camiones y el género que les quedaba por repartir, concluyendo de esta forma Ia noche.

A Ia mañana siguiente el jefe de la banda hizo recuento de Ia entrega, dándose cuenta de que
solo habían entregado camión y medio de mercancías, por lo que llamó al responsable de la banda para pedirle explicaciones por no haber terminado la entrega. Explicó este último que una patrulla de la policía se encontraba por las inmediaciones, por lo que tuvieron que suspender las entregas. Pensaban terminarlas ese día junto con las que correspondieran a esa noche. El jefe respondió que ese día se harían todas las entregas aunque toda la policía de la ciudad estuviera tras ellos.

A las diecinueve horas toda la banda estaba en el polígono, aquel día saldrían cuatro camiones
totalmente cargados, tenían que empezar pronto para poder terminar a una hora prudencial y tener mucha suerte para dar esquinazo a Ia policía, todos sabían que iba a ser una noche muy complicada y estaban preparados para todo.

Quince minutos después estaban saliendo del polígono con toda Ia mercancía, pero a diferencia de la noche anterior, el coche no cerraba el grupo, hoy Io comandaba con los cuatro camiones detrás. Las tres primeras entregas fueron bastante tranquilas: un camión entero terminó y regresó al almacén; en Ia cuarta entrega se detectó cierto nerviosismo, ya que el bar era un lugar frecuentado por policías en sus días libres, por lo que cualquier error llamaria la atención de su clientela. Haciendo las cosas despacio y con mucha prudencia terminaron en veinte minutos. La siguiente parada correspondía a la zona centro de la ciudad, donde no pudieron entregar la noche anterior, otra sala de fiesta repleta donde entregarían un camión entero de alcohol,  por lo que tendrían que estar muy vigilantes.  Accedieron por la calle de atrás. Viendo que todo estaba tranquilo, se dispusieron a descargar. Cuando llevaban diez minutos, por ambos lados de la calle se cruzaron dos coches de policía que les obligaron a detener las entregas y a tirar al suelo las armas que llevaran encima, pero la banda no hizo caso y comenzó un fuego cruzado que terminó con heridos y muertos en ambos lados, consiguiendo escapar John, apodado "el largo",  el responsable máximo de la banda, que herido en un brazo fue escondiéndose donde pudo para no ser capturado por la policía, la cual estableció un control por toda la ciudad, sin conseguir dar con el fugitivo.

No es de extrañar que Johnny "el Largo" burlara el control policial, ya que era un experto en huidas y el cerco policial no fue tan rápido como se pudiera pensar, en menos de una hora Johnny estaba fuera de peligro y había comunicado a su jefe todo lo sucedido.

EI resto de la noche pasó tranquila y sin más novedades que las acontecidas, Flarry "el cuchillas", jefe de la banda, se apresuró a cambiar su guarida por otra que no conociera la policía , ya que estos tenían controlados a todos los jefes mafiosos en la ciudad; pero al amanecer y antes que Harry hiciera cualquier movimiento, la policía, que lo tenía controlado desde la noche anterior, lo detuvo. Todos los heridos habían delatado al mismo hombre como máximo responsable. Lo encarcelaron, pero en menos de 5 horas sus abogados habían pagado la fianza establecida y estaba en la calle.

La venganza de Harry "el Cuchillas" y Johnny "el Largo" contra la policía de Chicago se estaba cocinando despacio pero segura.

Fue entonces cuando sonó el despertador. Ana se despertó sobresaltada pero con mucha
intriga por conocer la culminación de su sueño, pero tendrá que ser en otra ocasión, tal vez esta
noche...

Concurso de Sueños: Blood


Era un día más en Oxford. Edwin había terminado los deberes y estaba ansioso por ir a jugar con sus amigos a la casa de Claudio. Pero pasó algo extraño. Aquella tarde, era una tarde que Edwin nunca olvidaría. Al llegar a casa de su amigo, Edwin se percató de que ya habían llegado por el alboroto que había arriba. Al subir, Edwin vio que había cinco velas encendidas, un cuchillo y un espejo. Alrededor estaban Claudio, Julio y Ramón. A Edwin le recorrió un escalofrío por la espalda y no se atrevió a decir nada, simplemente se sentó.

Le empezaron a explicar que iban a jugar a un juego. El juego del espejo. Consistía en que se tenían que colocar alrededor de las cinco velas, y en medio el cuchillo. Tenía que repetir la siguiente frase cinco veces y se irían apagando las velas cada vez: 'Mueve el cuchillo'. A Edwin no le hacía ninguna gracia despertar a los muertos, pero no soportaba que le llamaran gallina. Así que tenía que hacerlo sí o sí. Siguieron cada uno de los pasos que tenían que hacer para que el 'juego' funcionara, y pasó algo. Dijeron la última frase y... se apagaron las velas, pero la última no se conseguía apagar. Se abrió la puerta lentamente... Todos gritaron como locos.

Era... Era...

Solo era la madre de Claudio que les había traído bebidas. Al final, todos se quedaron a dormir en casa de Claudio; pero como la habitación estaba hecha un desastre, decidieron que dormirían en la buhardilla.

No se percataron de que algo extraño había pasado. El cristal del espejo estaba roto y el cuchillo se había movido.

Por la noche, Ramón fue al baño. Se oyó un grito. Y todos fueron al lugar de donde provenía el grito.

Julio estaba muerto. Le habían rajado el cuello con el cuchillo que habían usado anoche, y en el espejo estaba escrito con la sangre de Julio:

NO DEBISTEIS HABER JUGADO.

Todos se alarmaron y la madre de Claudio alertó a la policía. Edwin sabía perfectamente lo que había pasado, pero se calló. Estuvo raro durante varias semanas. No comía, no dormía. Ya no sonreía como antes, y sus padres se percataron de ello. Ya no tenía esperanzas.

Una noche, Edwin fue al baño. Casi pega un grito, pero la muchacha le tapó la boca y le señaló con el dedo que se callara. Era su amiga Emily, pero diferente de como él la conocía. Tenía el pelo alborotado y negro, sus ojos azules llenos de sangre y tenía cicatrices por todas partes. Vestía un camisón blanco manchado y roto. También estaba descalza y tenía los pies llenos de barro.

Ella vio su cara de asombro y resolvió sus dudas:

—Soy una asesina, Edwin, no intentes cambiarme. Yo soy así. ¿Tienes miedo? —la preguntó ella con una sonrisa.

Él señaló con la cabeza que no. A lo que ella le contestó:

—¡Tremendo error!

Desapareció, pero había algo escrito en el espejo, y decía: ¡Volveré!

 A la mañana siguiente, Edwin fue un poco intranquilo al instituto por el suceso de la noche anterior. Sabía que algo malo iba pasar, y tenía que hacer algo al respecto. Estuvo un poco distraído en las clases. Tuvo la esperanza de encontrar algo en el baño. Pero nada. Así que decidió llamarla.

—¡EMILY! —gritó. Pero no hubo respuesta. Pasó algo en el espejo. Alguien echó el aliento y apareció un mensaje:

Ve a la casa abandonada a medianoche con tus dos amigos y trae el cuchillo. 

Edwin se lo dijo a sus amigos, pero estos se rieron de él. Entonces, Edwin sonrió y dijo: ¿No seréis unos gallinas, verdad? Estos se pusieron serios y dijeron que no. Edwin sonrió para sus adentros.

Todos estuvieron enfrente de la casa a la media noche. Pero nadie se atrevía a dar el primer paso. Así que fue Edwin quien entró primero. Los demás lo siguieron.

Entraron al salón, y encima de la mesa mugrienta había una nota. La abrieron y decía lo siguiente:

Me despertasteis aquella noche,
fui yo quien mató a vuestro amigo.
Y no voy a parar hasta clamar
venganza. Pero como hay alguien
especial entre vosotros, solo os
pediré que juguéis a mi juego.
Va a haber notas por toda la
casa, que serán instrucciones
e indicaciones de lo que tenéis
que hacer. Y tranquilos, he
cerrado todas las salidas posibles.
Solo hay una forma de salir.
Y es jugando. La única arma
que tenéis es el cuchillo.
Suerte.
                          Emily.



Había una gran puerta negra que se abrió soltando un gran chirrido e hizo que todos se sobresaltaran. En el letrero ponía Living Room. Decidieron entrar ahí. La puerta se cerró tras de sí de un portazo. Y notaron que faltaba Claudio.

¡Se había quedado fuera! Eso provocó un gran escalofrío por la espalada a Claudio, pero se oyó un ruido por las escaleras. Claudio fue a investigar. Grave error, ya que un cuchillo le atravesó por las tripas. Claudio empezó a ver borroso y un gran charco rojo se formaba a su alrededor. Tosía sangre y se le estaba acabando el aire. Al final, consiguieron abrir la puerta. Demasiado tarde. Claudio había muerto. Estos gritaron. Lloraron bastante. Pero siguieron su camino. Decidieron, en vez de subir, bajar. Por lo de Claudio. Así que se fueron al sótano. Allí había una nota que decía lo siguiente: Preparaos para lo peor.

Se asustaron bastante. Corrieron y corrieron hasta que se abrió una puerta en la oscuridad. Ponía Kitchen.

Decidieron entrar. Mala decisión. Había un pasillo largo y oscuro a su alrededor, por lo que no se veía nada a los lados. Era extraño. Pero no fueron a los lados. Algo les decía que no había nada a los lados.

Siguieron caminando hasta ver un cartel que ponía: ¡NO PASAR! Parecía que Ramón era estúpido, y dijo:

—¡Bah, yo paso, ya me han dado bastantes órdenes por hoy!

—¡Tú estás loco! ¿No has visto lo que le ha pasado a Claudio? —respondió Edwin.

A lo que Ramón ladeó la mano y cruzó.

Cayó y cayó. Abajo había una trituradora. Ramón se hizo papilla. Se manchó todo de sangre y algunos miembros salieron disparados al suelo. Edwin al ver el espectáculo se empezó a reír malévolamente.


Se despertó. Solo había sido una pesadilla.

Miró por la ventana. Allí estaba. Tan preciosa como siempre, su mejor amiga, Emily. Recordó el sueño.

Y lo más raro es que sus amigos habían desaparecido. ¿Había sido todo una pesadilla o no?

Decidió ir a la casa a investigar. Ahí es cuando todas las dudas se le aclararon. Vio a Emily sosteniendo los cuerpos sin vida de sus amigos. No era un sueño. Emily extendió la mano. Edwin se la cogió. Todo se volvió negro.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Concurso de sueños: El Primer Español que Fue a la Luna


Hola me llamo Aidan, ya han pasado catorce años desde que dejé el colegio. Tengo un trabajo buenísimo, soy astrónomo y os voy a contar una historia muy divertida.

Estaba trabajando con unas partículas muy extrañas de Marte cuando recibí una llamada para decirme que me presentara en la NASA. Me dirigí inmediatamente hacia la base. De camino a la base de la NASA, iba pensando en por qué me habían llamado. Quizás debía controlar un
nuevo aparato o debía reparar algún satélite. AI llegar y presentarme, mi sorpresa fue mayúscula: ¡me habían elegido para ir a la Luna junto a un estadounidense, para convertirme en el primer español en viajar al espacio y en poder pisar la Luna!

Ya lo tenían todo preparado y me entró un miedo repentino, ya que no me lo esperaba. Nos dirigíamos a la nave y estaba aterrado, pero también muy emocionado, ya que era todo una aventura que no olvidaría jamás.

El momento del despegue fue increíble, cómo se movía esa nave y la fuerza que tenía. El viaje fue muy tranquilo, lo que más me gustó fue ver la tierra desde el espacio.

Al aterrizar en la superficie lunar, mi compañero norteamericano me dio una bandera. Me quedé con la boca abierta cuando vi que era la bandera de España. Se abrió la puerta y salí con mi bandera en la mano y pronuncié las famosas palabras: "Un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la humanidad".  Coloqué la bandera de España justo al lado de la bandera de EE.UU. Miré el horizonte y vi esas estupendas vistas de nuestro planeta azul.

iQué emoción sentí ese día! Fue un día de ensueño porque me dejaron ser astronauta por un día y cumplir mi sueño.

Concurso de Sueños: Mi Gran Sueño


Estaba viendo la televisión cuando de repente, en la parte más importante de mi serie favorita, hubo un descanso de cinco minutos. Yo estaba en mi habitación y dije:

—Voy a echarme un rato antes de que empiece.

Entonces, me quedé dormida y me adentré en un sueño muy profundo que ojala algún día se haga realidad. Ese sueño me cambiaría la vida, porque es un sueño que llevo mucho tiempo esperando, consiste en que cumplía los 19 años y por fin me gradué y me concederían una beca para irme a vivir y estudiar en los Estados Unidos y allí poder hacer mi carrera y aprender más el idioma.

Una noche salí de fiesta con mis amigos y amigas de la Universidad y conocí a un chico; nos conocimos y a partir de ese momento no perdimos el contacto, poco a poco nos fuimos enamorando. Cuando por fin terminé mi carrera de Oncología y él de Traumatología, decidimos casarnos y tener nuestra propia casa en los Estados Unidos, todo me iba bastante bien, hasta llegamos a tener nuestros propios hijos. Este es mi sueño, que espero que algún día se haga realidad.

Concurso de Sueños: Mi Sueño del Fútbol


Cuando salí del colegio, fui a casa a comer, me eché la siesta y tuve un gran sueño relacionado con el fútbol. Soñé que iba a jugar con el Atlético de Madrid y que me habían visto jugar en el barrio para ficharme como Oliver Torres, lo que revolucionó a toda Navalmoral de la Mata. Eso es lo que fue, me ficharon para jugar el primer partido con ellos, yo jugué en el centro como Oliver Torres, di una asistencia de gol a Diego Costa y me hizo un gesto de calidad.

En la final de la Copa del Rey mi presencia fue decisiva. Como era el primer partido, me pusé muy
contento y todos mis compañeros me dieron las gracias, pero Gabi me dio el brazalete en los últimos diez minutos porque estaba lesionado y el míster le cambió por Raúl García. Y cuando se acabó eI partido, me fui al palco con mi equipo y me dijeron que podría levantar la Copa del Rey. La levanté y... me desperté del sueño, nada era real y llegué tarde al partido que tenía planeado con mis amigos del barrio.

Luz en las tinieblas. Historia y terapia onírica

Hypnos (Sueño)
Nadie discute que los sueños forman parte de nuestras vidas. Otra cosa será el grado de realidad que les asignemos. ¿Trascendentes o banales? ¿O tal vez una mezcla de ambas cosas? Las representaciones oníricas, ¿son basura de la memoria?, ¿desahogos inconscientes de deseos socialmente inconvenientes?, ¿procuran satisfacciones vergonzantes?, ¿u ofrecen advertencias del espíritu? 
Para Jung estaba claro que el sueño es como un teatro en el que el soñante es escenario, actor, apuntador, director de escena, autor, público y crítico. Somos protagonistas de nuestros sueños, pero también involuntarios pacientes de pesadillas. 
En su excelente libro El mundo bajo los párpados (Atalanta, 2011), Jacobo Siruela comienza demostrando la relevancia histórica de los sueños, para acabar proponiendo un cambio radical de actitud respecto de ese reino (mundus imaginalis) que la razón positivista o el prurito crítico, tan totalitario a veces, desprecia.
Indudablemente, los sueños forman parte de la historia cultural humana. Un ejemplo es el de la periodista judía Charlotte Beradt que se dedicó a reunir durante seis años más de trescientos relatos oníricos. Anoto que ninguno de ellos tenía nada que ver con complejos freudianos ni lujuriosos y edípicos deseos reprimidos, pero sí ofrecían un factor común: la herida psíquica que producía en los soñantes el clima social de la Alemania del Tercer Reich. La mente de los durmientes, que nunca para, producía escenarios oníricos donde una perversa arquitectura transparente privaba de intimidad al avatar del yo, aboliendo las paredes. Y es que los sucesos históricos y sociales pueden ejercer un “agobiante peso subliminal” (…) “sobre la porosa vida nocturna de los durmientes”.
El onirismo ha intervenido desde antiguo en las guerras. El general Patton llamaba por teléfono a cualquier hora de la noche cuando un sueño le revelaba una nueva estrategia bélica. Un sueño decidió al mariscal Bismarck a conquistar Austria. En los conflictos, los sueños operan como alarmas y advertencias interiores para que el soñante tome una decisión que de hecho cambia cabalmente el curso de la Historia.

El llamado sueño mutuo (meeting dream), cuando dos o más personas sueñan lo mismo con ligeras variantes, ha sido relacionado con procesos de histeria colectiva. Linda Lane Magallón llamó meshing dream al episodio onírico en que dos personas comparten los mismos escenarios, símbolos y situaciones al soñar, aunque sus sueños no sean literalmente el mismo. La literatura también recoge casos de “sueños recíprocos”. En Ricardo III de Shakespeare, al rey se le aparecen en sueños los fantasmas de sus víctimas. Su rival sueña con los mismos fantasmas, pero mientras que para Richmond el sueño es favorable, para el rey es nefasto. En la Biblia, Daniel comparte la visión onírica de Nabucodonosor. No hay razones para que la historiografía privilegie la vida diurna frente a la nocturna.
Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu.
Cicerón, nada supersticioso, cita el sueño de Amilcar Barca. El cartaginés oyó una voz que le decía: “Mañana cenarás en Siracusa”. No cenó en la ciudad siciliana como conquistador, sino como prisionero. Y es que los sueños han ofrecido históricamente un patrón premonitorio ambiguo. Anticipan el futuro en esa su realidad poética que borra los límites tempo-espaciales del mundo físico. Asombra saber cómo a veces los sucesos históricos de la vigilia toman una apariencia onírica mientras los sueños desarrollan un realismo admirable.
Según Orígenes, muchas personas se convirtieron al cristianismo por causa de un sueño. Paradigmático es el caso del emperador Constantino antes de la batalla de Milvio (312 d. C.): ‘Hoc signo victor eris’. La historia de los sueños tiene su propio tempo. Así, Jacobo Siruela cuenta cómo los nuevos cristianos seguían teniendo sueños paganos, en los que los nuevos iconos surgían en un contexto antiguo. Si muchos de nuestros sueños tienen su origen en nuestros lúcidos pensamientos, también muchos de nuestros pensamientos e invenciones tienen su origen en nuestros sueños. Es el caso de la inspiración artística y científica. Y por ello también es innegable su influencia histórica.
El “pentecostés del racionalismo”, el cogito cartesiano, estuvo acompañado de sueños. Niño enfermizo, sus compañeros llamaban a Descartes le chambriste, porque tenía licencia en el colegio jesuítico donde estudió para permanecer acostado hasta tarde, acostado en su lecho bajo el calor de las mantas, sumido en soliloquios. En sus sueños de 1619, según las cuartillas que copiaría directamente Leibniz en 1676 del manuscrito de Descartes, el francés anotó tres significativos sueños. 
En el primero, es acosado por varios fantasmas, se siente débil, reza, se siente culpable. Un hombre le comunica que Monsieur N tiene para él un melón traído de un lugar lejano… En el segundo sueño, un trueno “lo despierta” para que contemple extrañas fosforescencias nocturnas. En el tercero, descubre azarosamente en un libro, Corpus Poetarum, este verso: Quod vita sectabor iter? (¿Qué camino he de seguir en la vida?). Un desconocido le muestra otro poema que comienza: Est et non (Sí y no). Descartes sabe que pertenece a los Idilios de Ausonio. Él mismo interpreta el sueño dentro del sueño. Sueña que está despierto, piensa que los poetas, incluso los más mediocres, pueden producir máximas mucho más profundas que las que se hallan en los escritos científicos y filosóficos. Atribuye esta circunstancia al poder divino del Entusiasmo y de la Imaginación.
La sentencia de Iriarte, copiada por su amigo Goya en este famso grabado puede tener varios sentidos:
¿Es la vacancia de la razón la que produce monstruos o su ilusión racionalista?
La ilusión de que todo es racional, ¿es racional?
Estos sueños han sido interpretados en clave junguiana y en clave freudiana. Se ha visto en el catolicismo de Descartes, fe que jamás abandonó, un sustituto de la madre ausente (la madre de Descartes murió en su segundo parto, cuando René cumplía un año), y en el melón del primer sueño, un símbolo sexual (para Freud, el melón debía de tener una forma alargada y fálica, mientras que los junguianos creen que debía ser un cantaloup redondo, expresión del arquetipo del sí mismo), el caso es que “el Adán de la modernidad” abría el tomo de la filosofía moderna en mitad de estas extrañas turbulencias oníricas. Estos sueños se produjeron la noche que siguió a la iluminadora intuición sobre una nueva ciencia que unificaría los métodos de la lógica, el álgebra y la geometría. ¿Un sueño de la Razón analítica y totalitaria? Descartes piensa que sus sueños han sido enviados por Dios para ayudarle en su búsqueda de la verdad. No hay duda de que tuvieron para él una importancia transcendental, aunque no la reconociera públicamente.
¿Representan estos arrebatos luminosos el desarrollo de la conciencia subjetiva moderna? Sea cual sea el bon sens con que Descartes acabó transfigurándolos en sus escritos científicos, el caso es que, como dice Siruela, la mente es un mar sin orillas.
Kepler descubrió las órbitas elípticas de los planetas, gracias a un sueño. Su hipótesis debió parecer disparatada en un universo intelectual dominado por el geocentrismo y el aristotelismo, que daba por hecho que el círculo era más perfecto que la elipse. Y es que los sueños tienen también un valor contestatario, disidente. Por eso no nos extrañe que en la Unión Soviética, las autoridades atiborraran de fenotiazina a los que no comulgaban con las piedras de molino de la ideología dominante. La droga les impedía soñar y así se adaptaban mejor al pensamiento único del comunismo imperial. Las pesadillas tienen un valor subversivo. Dormirse aquí, en la vigilia, es despertarse allí: luz en la penumbra. Jacobo Siruela insiste en que nuestra cultura vuelve la espalda a este hecho “y deja que la inmensa riqueza que atesora la noche se pierda en la intempestiva sombra del olvido”.
Los sumerios, los egipcios,  y las antiguas religiones mitopoéticas helenas, hicieron de la incubación onírica, del soñar bajo ciertas condiciones, una valiosa terapia salutífera. Y es que incubar un sueño significaba ponerse en contacto con todas las fuerzas ambivalentes de lo anímico para alcanzar la unión de opuestos, completando la forma sagrada del Ser. No se tenían sueños, sino que se veían sueños. Los sueños eran considerados visiones tan verdaderas como sagradas. Los templos que impartían este tipo de terapias funcionaban como sanatorios.
Se cuenta que Epiménides, el sabio chamán cretense, durmió durante cincuenta y siete años, si hemos de creer a Mircea Eliade, en la caverna de Zeus en el monte Ida; o en la cueva del dios de los misterios cretenses, según E. R. Dodds. Asceta vegetariano, de él cuenta Diógenes Laercio que no envejeció mientras soñaba, pero lo hizo después con el duro despertar, aceleradamente. 
Máximo de Tiro cree que “el sueño habría sido su maestro”. Mientras su cuerpo reposaba en la cueva, su alma habría viajado al ámbito de los dioses. En ese éxtasis obtuvo la iluminación. “En sueños conversó con los dioses y habló con Alétheia y Díke (Verdad y Justicia)”. Consiguió con ello el don de la profecía. Aristóteles afirma que su adivinación no refería al futuro, sino al pasado invisible (Retórica, 1418 a 24).
El hiperbólico sueño de Epiménides puede exagerar el trance onírico del noviciado chamánico. Según M. Detienne, el cretense estuvo sometido a sueños catalépticos: su alma escapaba de su cuerpo a voluntad. Le atribuye métodos de “mántica incubatoria”:
El sueño es, en efecto, el momento privilegiado en que el alma, “trenzada al cuerpo” durante el día, una vez libre de su servicio, puede “recordar el pasado, discernir el presente, prever el porvenir”
(Los maestros de verdad en la Grecia arcaica, Madrid, 1981, pp 131-132).
La experiencia hipnótica ofrece una experiencia que escapa al tiempo y al devenir –como en el poema de Parménides de Elea- hacia la estabilidad del Ser. Epiménides vuelve de su retiro para reordenar la vida civil. Se cuenta que purificó Atenas de la peligrosa contaminación (miasma, epidemia de peste) provocada por la violación del sagrado derecho de asilo. El sueño descubre al visionario, al adivino (como Tiresias en Edipo Rey), faltas antiguas, crímenes olvidados que han provocado perturbaciones sociales y enfermedades incurables. El chamán reduce y purifica esas locuras e inarmonías colectivas (manías).
J. P. Vernant, siguiendo a Plutarco, describe a Epiménides como un reformador religioso, asesor político del también legendario legislador Solón. El asesinato de los partidarios de Cilón sucedió hacia el 632 y Epiménides –solicitado por su prestigio- acudió desde Creta a eliminar el “miasma” que asolaba Atenas hacia el 596 ó 603 a. C., ¡cuarenta años después! Según Diógenes Laercio, el sabio de Gnosos, criado a la sombra del palacio de Minos, no quiso cobrar por sus servicios, pero aprovechó para ejercer la diplomacia y trabar una alianza entre Creta y Atenas. Plutarco añade que sólo pidió por su katharsis una rama del olivo sagrado de Atenas[1].
El mismo doxógrafo de Laertes dice que Pitágoras perfeccionó su conocimiento de los sueños con egipcios, árabes, persas y hebreos. También se dice que ordenó construir una sala subterránea en Crotona donde poder aplicar(se) las técnicas de incubación que había aprendido en Anatolia. La escuela pitagórica tenía entre sus reglas la de ejecutar antes de dormir determinadas melodías y cantos propiciatorios.
Jung creía en la existencia de una función espiritual en la mente humana. Para él era  innegable que la curación de un mal depende del vínculo que existe entre el elemento espiritual de la conciencia y el alma (o insconsciente profundo), ya que tanto la enfermedad como su remedio participan de lo mismo. Cicerón habla de la correspondencia y uniformidad que existe en la naturaleza y los neoplatónicos creían en el alma del mundo. La salud era para los griegos “armonía de los opuestos”, equilibrio psicofísico (cfr. la doctrina que expone Erixímaco en el Banquete platónico). Pitágoras, Platón y Plotino creyeron que la contemplación de lo bello, de la armonía subyacente al universo, tiene un efecto saludable. Eros es para Platón un demon, una potencia intermedia (metaxy) entre lo divino y lo humano, responsable de la comunicación onírica entre dioses y mortales.
El Dios griego de la salud era Asclepio (el Esculapio romano). Desde Asia Menor hasta Ampurias los arqueólogos han contado más de trescientos santuarios dedicados a esta deidad. Lo último que hizo Sócrates fue pedir a sus amigos que sacrificaran un gallo en el asclepieion de Atenas. En los templos consagrados a Asclepio –como en los balnearios modernos- se iba a “tomar las aguas”, pero también a soñar. Los sueños especiales no sólo eran considerados mensajes divinos, sino igualmente epifanías curativas. La medicina griega descansaba sobre la nooterapia. Se trataba de purificar y reformar el cuerpo del paciente para restituirlo a la armonía de la naturaleza y el cosmos mediante una transformación interior (metanoia), espiritual, una especie antigua de homeopatía. Y el poder sanador de Asclepio asignaba un importante papel a la imaginación.
Icono de Asclepio
El santurario de Asclepio en Epidauro, en la Argólida del Peloponeso, fue uno de los más importantes de la Grecia antigua. Era un verdadero centro de salud y una clínica del alma en la que se buscaba renacimiento espiritual, donde no faltaba un enorme anfiteatro. 
Teatro de Epidauro
Una vez que se cruzaban las puertas del santuario, el peregrino (suplicante) se encontraba en disposición de identificarse con el numen. Para ello debía dejar atrás todo pensamiento y actitud negativa que trajera consigo. El valor de la purificación consistía sobre todo en olvidarse de sí mismo, dejando espacio para la experiencia numinosa. Bañado y ungido con fragantes aceites, el devoto rezaba en el templo, quemaba esencias, ofrecía a los dioses pasteles o exvotos, entonaba himnos para, por fin, entrar en el ábaton donde se tumbaba en completo silencio, preparado para recibir a Asclepio en sueños. El dios podía presentarse sólo o acompañado de su hija Higía (palabra que significa salud y de donde viene “higiene”). Lo importante era que él o cualquiera de sus animales acompañantes tocasen al enfermo; la “receta” se ofrecía al suplicante a través de los símbolos de la narración onírica.
Hipócrates afirmaba que el alma percibe las causas de la enfermedad en ciertas imágenes del sueño. Cuando lo sueños se limitan a transfigurar pacíficamente lo sucedido durante el día, el cuerpo se halla en orden, las pesadillas, sin embargo, denotan indicios de desorden corporal y/o anímico. Galeno afirmaba también haber salvado a muchas personas aplicando una cura prescrita en sueños.
Aunque el culto al dios Asclepio fue prohibido por el emperador Constantino en 324 d. C., sus prácticas terapéuticas sobrevivieron acomodándose al nuevo contexto cristiano. Montaigne habla en el capítulo XXI de sus Ensayos de la fuerza de la imaginación, de cómo beneficia al paciente el que el médico le haga creer en su curación, “para que el poder de su imaginación supla el engaño de su droga”. Todo eso se explica –afirma el escéptico- por la estrecha relación que existe entre el espíritu y el cuerpo, “que comunican entre sí sus destinos”, lo cual apunta a una visión holística de la naturaleza –como comenta Jacobo Siruela- en la que cuerpo y espíritu son interdependientes.
Las viejas ideas a veces vuelven transformadas. El psiquiatra ruso Vasili Kasatkin (1967) estaba convencido de que las enfermedades físicas producían modificaciones significativas en el onirismo que se corresponden con la duración, la gravedad y la localización de la enfermedad, o emiten señales de alarma. Los sueños son así los centinelas que vigilan nuestra salud.

Concurso de Sueños: Que bien sé yo la fuente

Concurso de Sueños: Visión Nocturna

Concurso de Sueños: Mandala

Concurso de Sueños: Observatorio

Concurso de sueños: Madre Tierra

Concurso de Sueños: Cabeza

Iniciamos la segunda fase del concurso con la publicación de los dibujos que se presentan al certamen. .

lunes, 16 de diciembre de 2013

Concurso de sueños: Mi Gran Sueño


Un día en casa de Juan, un niño de doce años al que le encantaba el fútbol se fue a acostar sobre las 22:30 después de un duro entrenamiento en el que había estado corriendo y dando vueltas al campo con su equipo, ya que en el partido de liga no hicieron un buen partido. Juan se
durmió al momento. Su sueño fue:

Esto era 16/O6/14, el 'Tata' Martino daba la convocatoria para el partido contra el Real Madrid y se jugaban la liga ,el 'Tata' había convocado a Juan. lba a poder jugar con todos sus ídolos Messi, Xavi, lniesta, Neymar, etc. El día del partido Juan salió de titular y al saberlo casi se desmayó. En el descuento del partido, Juan chutó un rechace de los defensas del Real Madrid y metió gol , todos se fueron a abrazarle al córner. Cuando pitó el árbitro el final del partido, todos fueron y le mantearon , Juan no se lo podía creer había sido el héroe del partido.

Al día siguiente, Vicente del Bosque daba la convocatoria del mundial que se celebraba en España. Entre ellos estaba Juan otra vez, no se lo podía creer, aquello para él era inmenso .Jugó todos los partidos del Mundial,  en los que fue providencial poniendo centros increíble y goles fantásticos. En la final se decidió por los penaltis. Juan tiraba el último penalti, pero cojeaba por una falta que le habían hecho en el último minuto y estaba lesionado. lba a tirarlo medio cojeando, le dijeron si quería que lo tirara otro, pero Juan se atrevió a tirarlo, tiró y...

Metió un golazo por la escuadra y todo el estadio coreaba ILLA ILLA ILLA, JUANITO MARAVILLA. Una y otra vez, todos abrazaban a Juan, lo que para él era increíble. Casillas le dio el brazalete de capitán que levantó la copa del mundial.

Justo en ese momento se despertó y se dio cuenta de que era un día normal, eran las 11:30 e iba a llegar tarde al colegio, pero con el sueño que había tenido le daba todo igual.

En el futuro ganó de verdad el mundial y era jugador del Barça. Su sueño se había hecho realidad.

Concurso de sueños: La Peor Pesadilla [Descalificado]


Alejandro era un niño muy soñador y siempre soñaba cosas bonitas hasta un día que soñó que era mayor y tenía novia, un coche, etc. Al día siguiente le pidió matrimonio, la boda fue por todo lo alto. Comieron muy bien. En el baile, el tío de Alejandro empezó a vomitar sangre, pero el cámara de la boda creía que era vómito normal, entonces, lo grabó. Después entraron al baile y el tío de Alejandro subió al segundo piso y se tiró, su mujer fue a ver cómo estaba y él la mordió. Todo el mundo se convirtió en zombi menos el cámara, el novio, la novia, el padre y la hermana de la novia. Alejandro dijo al cámara y a la hermana de la novia que se fueran a los autobuses, pero los pillaron los zombis. La novia y el padre fueron a la sala de control del edificio y el novio se fue a una iglesia. Alejandro cogió una armadura y fue a buscar a la novia. Ellos se encontraron por el camino y el padre se puso a rezar una oración, concretamente la oración de la creación y los zombis se quedaron quietos menos el abuelo de Alejandro que no oía nada porque estaba sordo y mordió a la novia en la mano. Alejandro encontró una lanza y le cortó la mano, pero igualmente se convirtió en zombi y Alejandro también y murieron juntos. Alejandro se despertó gritando y se volvió a dormir.

Concurso de sueños: Y Gol


Hace una semana tuve un sueño muy divertido.

Era sábado a las siete de la mañana. Me iba a Badajoz a jugar un partido de fútbol con mi equipo. A las ocho llegó Amín, un amigo que juega conmigo. Amín y yo fuimos a la calle donde estaba todo el equipo y el entrenador, Luis Castellano, esperando al autobús. Después, el autobús llegó y nos pusimos todos en la parte trasera del autobús.

Amín y yo estuvimos hablando, mientras los demás empezaron a cantar: lo, lo, lo, lo, lo.... Nosotros también nos pusimos a cantar. Llegamos a Badajoz ¡El campo de fútbol era muy grande! Entonces fuimos al vestuario, el entrenador hizo la alineación: defensa Ismael, Corpus portero, Cristian medio, Jasín, Aitor, Gamid y yo, delanteros. Empezó el partido sacando el equipo contrario, nada más empezar, casi nos meten un gol. Entonces el portero pasó el balón a Amín, él se la tiró alta a Gamid, me la pasó, tiré, y ¡goooool!

Concurso de Sueños: Los Sueños Son Verdad


Sueño que pronto algún día
yo te volveré a encontrar,
y sueño que entre mis brazos
yo te tengo que estrechar.

Sueño que mi voz te gusta,
que te hace suspirar,
siento que mis poesías
te alimentan sin parar.

Sueño que la vida es sueño
y los sueños son verdad,
por eso yo de mis sueños
no me quiero despertar.

Sueño que contigo salgo
cada día a pasear,
sueño que contigo bailo
y me río sin parar.

Sueño que cada mañana
mucho más feliz tú estás,
y siento que se contagia
cual fuera una enfermedad.

Sueño que la vida es sueño
y los sueños son verdad,
por eso yo de mis sueños
no me quiero despertar.

Sueño que te quiero mucho
y que tú me quieres más,
y me parece imposible
superar la realidad.

Sueño que lo pierdo todo
y me quedas tú,
para mí eso es más valioso
que del mundo todo el oro.

Sueño que la vida es sueño
y los sueños son verdad,
por eso yo de mis sueños
no me quiero despertar.

Concurso de sueños: En Nueva York


Un día soñé que estaba en Nueva York con mis amigos. Éramos una pandilla de ladrones que queríamos robar un banco. Entonces, hablamos entre nosotros para elegir el día y la hora: el martes a las dos de la madrugada.

¡Llegó el gran día! Estábamos un poco nerviosos. Entramos en el banco y empezamos a robar el dinero. Las cámaras nos estaban grabando, pero uno de mis amigos la rompió para que no vieran a nadie. Al salir uno de mis amigos tocó la alarma sin querer y empezó a sonar. Entonces salimos corriendo, antes de que llegara la policía, y cada uno se fue por un camino. Yo me quedé debajo de un camión. Cuando llegó la policía, no encontraron a nadie y empezaron a buscarnos por todo Nueva York. Yo seguía debajo del camión. El conductor se montó y arrancó. Intenté salir, pero no pude. Cuando el camión se paró, me bajé y me encontré en Madrid. ¡Estaba totalmente perdido!

Al día siguiente, me encontré con uno de mis amigos. Cuando le pregunté cómo había llegado hasta aquí, me dijo:

—Hice autostop y el conductor me dejó en Madrid.

—Entonces, ¡los dos nos hemos salvado del robo! —le dije. Y todo fue feliz.

Concurso de sueños: En Francia


Concurso de sueños: El Castillo y el Dragón


Un día soñé que estaba en un castillo grande en medio de un bosque.

En la puerta del castillo había un bebé dragón. Yo pensé en quedarme con él y, ¡me lo quedé!

Entonces descubrí que el dragón se había escapado de su cueva y la madre le estaba buscando. Se lo entregué y me lo agradeció mucho. Yo quedé muy contento.

Concurso de sueños: Mi viaje al Santiago Bernabéu


Un día soñé que iba en un coche dirección a Madrid. De pronto, me encontré en un Burger King. Vi muchas personas con bufandas del Real Madrid y carteles que anunciaban: partido a las cinco y media contra el Barça en el Santiago Bernabéu. En un papel estaban las alineaciones del Madrid y del Barça. El Real Madrid sacó a Casillas, Pepe, Ramos, Marcelo, Carvajal, Modriç, Xabi Alonso, Isco, Cristiano, Ronaldo, Bale y Benzema. El Barça sacó a Víctor, Valdés, Montoya, Jordi, Alba, Xavi, Iniesta, Pedro, Messi, Neymar y Alexis. Los dos equipos sacaron el de gala. Ya eran las tres en punto, fui al estadio a sacar unas entradas y solo quedaba una; costaba setenta y cinco euros. Entré directamente al estadio, vi los trofeos, las camisetas más famosas y los vestuarios. De repente, vi a Benzema y a Florentino; me hice una foto con los dos. Empezó el partido, sacó el Real Madrid. Metió gol Benzema en el minuto diez de la segunda parte, y ese gol decidió el partido. Así, vi el Santiago Bernabéu.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Concurso de sueños: El Barco de los Sueños


Hay luna llena en los días de abril,
los pájaros se callan,
el sol se va a dormir.

Es hora de los sueños,
Dios lo quiso así.
Por ello, por la noche
es hora de reír.

Reyes y bufones,
comanches, jabalís.

Ve al barco de los sueños.
Es hora de partir.


Había una vez un niño cuyo nombre era Anthony. Él siempre había sido un niño muy saludable, siempre comía lo que le servían, dormía lo necesario y evitaba tomar conductas que pudieran causarle alguna enfermedad. Pero tenía un defecto muy grave: era muy influenciable.

Debido a ello, un día un chico le dijo que si quería irse con él a un país donde todo era perfecto y todos los sueños se hacían realidad. (No cabe decir que el chico estaba un poco loco y era compañero de mesa de Anthony.) Y claro, debido a su problema, no dudó un momento que le pudiera pasar nada por hacerle caso.

Entonces, prepararon un plan para escapar de sus casas e ir a ese país donde todo era perfecto. El día en que tenían planeado marcharse, les ocurrió una catástrofe. Los padres del compañero de mesa de Anthony decidieron marcharse de vacaciones y, aunque un poco loco, el compañero de Anthony no era mala persona, y por ello, le dijo que se marchara sin él. Entre grandes lagrimones, se despidieron para siempre, dado que Anthony tenía pensado quedarse en ese país para no volver. (Esto se debía, entre otras cosas, a que Anthony no se llevaba bien con sus padres.)

Por la noche, Anthony se metió en la cama para que su madre le diese las buenas noches como siempre y no sospechase. En cuanto la madre se marchó, y se aseguró de que no quedaba nadie en casa despierto, puso en práctica el increíble plan que habían planeado su compañero de mesa y él. El plan consistía nada más y nada menos que en infiltrarse en el peligroso territorio de la escuela, donde quizá aún quedase algún rabioso profesor, ansioso de ponerle un malvado examen delante o de echarles del colegio solo por llevar a cabo una chiquillada tal como la de atar el pie de un compañero a una mesa solo para provocar una estrepitosa caída.

Todo fue bien hasta que se dio cuenta de que no se acordaba del lugar donde se suponía que estaba el portal mágico que le llevaría a su destino. Al final, desolado, pero pensando que le oirían si se ponía a llorar en el exterior, se metió en el trastero abandonado de la escuela para descargar sus llantos, y cuál no sería su sorpresa cuando al meter la pierna por la puerta se vio cayendo en un vacío que no parecía tener fondo. A pesar de todo, sí lo poseía, dado que de repente cayó en un inmenso mar formado de una sustancia que más que agua parecía alquitrán. En ese mismo sitio empezó a hundirse y la sustancia empezó a entrar por todos los orificios de su cuerpo hasta que se sumergió en las profundidades del mar.

Al día siguiente, cuando su madre fue a despertarlo, solo pudo ver una mano huesuda antes que algo le rebanase el pescuezo.



La luna es la vela que vela los sueños. 
La madre de niños sin cuna.
El padre de los sueños,
el hijo de la luna.

La luna pesadilla, de lobos,
padre de los quesos
y reina de los besos.

Si los muertos yerguen su hacha,
la noche, pájaro de mal agüero,
retirará su velo de pelo negro
y sueños de encanto.

Concurso de sueños: Un Día Extraño


Uno de los sueños más raros y emocionantes que he tenido ha sido el que ahora voy a contar. Un día estaba en la playa con mi familia, era verano y hacía un tiempo estupendo para disfrutar del sol. La gente se bañaba, jugaba y reía. Mi familia se fue a dar un paseo y yo me quedé disfrutando del estupendo sol y de la tranquilidad. De repente, el cielo empezó a nublarse y las olas a alborotarse. La gente gritaba. Me levanté y miré a mi alrededor: el mar había succionado a toda la gente y el agua había desaparecido. Me encontraba sola, tenía miedo, no sabía qué hacer. Cuando estaba entrando en la desaparición, escuché la voz de mi madre que me llamaba. Gracias a Dios, todo había sido un sueño.

Concurso de Sueños: El Barco de los Animales


Una vez soñé que estaba en un barco cuyos ocupantes eran todos animales que hablaban. Su capitán era un gran león blanco con ojos azules, que siempre iba acompañado por su ayudante, un gran hipopótamo rosa que llevaba un traje azul oscuro y que andaba con mucha elegancia.

Cuando me desperté en aquel barco, estaba rodeada de todos aquellos seres, que me miraban con cara de misterio. Cuando conseguí levantarme, el capitán me preguntó cómo estaba, y me extrañó que hablara mi idioma. Pasados unos segundos, conseguí responderle con un «estoy bien, gracias». Después me llevaron a un camarote de color rosa con muchos cuadros colgados, y con una enorme cama rosa llena de cojines blancos.

Durante unos cuantos días permanecí en aquel barco con aquellos animales, que resultaron ser muy simpáticos y agradables. Hice amistad con un pelícano azul de ojos rosas llamado Martín.

Un día mientras estaba en mi camarote me pareció escuchar gritos que provenían de la cubierta. Subí corriendo y cuando llegué, me encontré con que numerosos animales estaban mirando hacia un lugar y lloraban de felicidad. De repente, Martín vino hacia mí y me dijo: «¡Mira, hemos encontrado una isla!». Después de que me lo dijera, giré la cabeza hacia un lado y me pareció ver lo que era una isla.

Pasados unos minutos, atracamos en aquella isla. Conseguimos montar un campamento antes de que anocheciera, y allí pasamos la noche. Al día siguiente, nos levantamos pronto y fuimos a inspeccionar el terreno.

La isla estaba repleta de exóticas plantas y de hermosas flores de diversos colores.

Un día, mientras los demás estaban durmiendo la siesta, el capitán y yo salimos a dar una vuelta. De repente, nos asaltaron unas bestias enormes, con grandes colmillos, de los que goteaba sangre.  Después de ver a aquellos monstruos, salí corriendo. Cuando ya estaba a unos cuantos metros de aquel lugar, vi que los monstruos se habían abalanzado sobre el capitán y se lo estaban comiendo.

Aterrada, corrí lo más que pude hasta llegar al campamento y allí avisé a todos los animales. Seguido de esto, recogimos todo y salimos corriendo hacia el barco. Pero de repente, noté que alguien me agarraba con fuerza del brazo. Me di la vuelta y me aterré al ver a un monstruo enorme abalanzarse sobre mí con la intención de comerme. Cuando estaba a punto de comerme, me desperté.

Concurso de sueños: El Perro Amarillo


Una vez cuando era pequeño mi tía me regaló un huevo Kinder. Como ya había cenado, mi madre no me dejó comérmelo. Yo estaba muy impaciente por comérmelo y ver qué regalo había dentro, así que me fui a la cama y lo puse en mi mesilla para comérmelo cuando me despertase la mañana siguiente.

Esa noche soñé que me regalaban un huevo Kinder y cuando lo abrí, dentro había un perro amarillo que andaba dándole cuerda, como a los juguetes antiguos. Me lo guardé en el bolsillo y cuando lo saqué en mi habitación le di cuerda y el perro amarillo empezó a andar y se transformó en un perro de verdad.

No estaba en un lugar concreto, pues algunas veces me encontraba en mi habitación, otras veces en el patio de la guardería a la que iba cuando era pequeño, otras veces bajo un árbol, alrededor del cual el perro corría mientras mi hermana y yo lo perseguíamos.

El perro era un simple juguete de cuerda, pero cuando lo sacaba y le daba cuerda se convertía en un perro de verdad, amarillo con dos manchas negras alrededor de los ojos. Su tamaño variaba, pues algunas veces cuando jugaba con él y le daba cuerda se convertía en un perro gigante, tanto como para poder montarme encima como si fuese un caballo, otras veces era del tamaño de un perro normal y otras era tan pequeño que podía guardármelo en el bolsillo.

Una vez, cuando lo iba a sacar para enseñárselo a mis amigos, me di cuenta de que no estaba en mi bolsillo y fui a casa para buscarlo. Cuando llegué a casa, le pregunté a mi madre si había visto el perro de juguete que me había tocado en el huevo de chocolate y ella me dijo que se lo había regalado al hijo de una amiga suya, que había estado en mi casa.

Yo me puse a llorar y me desperté. Cuando me desperté, pensé que todo aquello había sido real. Vi el huevo Kinder encima de mi mesilla y lo abrí para ver si estaba dentro el perro amarillo, pero no estaba. Me di cuenta de que aquello había sido un sueño.

Concurso de Sueños: Todo Lujo de Detalles


Los sueños son para mí como una realidad, vivida en un momento. A veces son agradables, otras no tanto.

Un día sueño que la nieve arde, otro que el sol se apaga. Una noche me acosté cansada y vi una luz que entraba por la ventana, me acerqué hacia ella para cerrarla, pero la luz me hace saltar por la ventana.

Entonces me vi rodeada de lujos, tenía una casa muy grande con una piscina, una criada, un chófer, me vi con todo lujo de detalles, en mi habitación tenía de todo, mucha ropa para el armario, un móvil nuevo, el último modelo, un ordenador, joyas...

A la gente que habitaba en la casa yo no la conocía, no se comportaban como yo, eran egoístas, mentirosos, envidiosos... Su comportamiento no me gustaba, ellos decían que para tenerlo todo hay que ser así.

Estaba incómoda en aquella casa, me encontraba mal, al pronto sentí un ruido enorme que me taladraba la cabeza. Abrí los ojos: ¡era el despertador!

Menos mal que era un sueño, prefiero no tener tantos lujos, pero quiero tener a mi familia. Ellos, la verdad, no me han enseñado mal comportamiento. Pienso que no tendré grandes lujos, pero mi familia es el lujo más grande que pueda tener.

Concurso de sueños: El Concurso Extravagante


Llegué a casa y me tiré en la cama, pronto cerré los ojos y soñé lo siguiente: yo estaba en la plaza de mi pueblo, la cual tenía una fuente en el medio con formas florales y a un lado de la plaza había un escenario, con suelo de tarima y una manta roja que tapaba los barrotes que lo sostenían.

Allí se estaba celebrando un concurso. Lo más extraño era que el concurso era de gatos, pero no por su belleza se elegía al ganador, sino por su extravagancia. De los que recuerdo, unos tenían colores que no había visto nunca en un animal, otros tenían paraguas por cola, algunos tenían tres ojos. Lo que más me llamó la atención fue el ganador, era una mezcla entre gato y dragón, tenía alas, echaba fuego por la boca y su piel era escamosa.

Más tarde, empezó la recogida de premios, que fueron estos: el primero, el segundo y el tercero se llevaron un gato de oro, uno de plata y uno de bronce, respectivamente. Lo más raro fue que estos se movían, es decir, que eran gatos bañados en estos tres metales.

La verdad es que yo no sabía que hacía allí, pero cuando me di cuenta, no me lo creía: ¡yo también era un gato! Me miraba de arriba a abajo y no me lo creía, pero yo era el único normal, o por lo menos eso creía, y si no lo era  no lo descubrí, porque cuando me di cuenta un perro de raza grande entraba en la plaza, todos echamos a correr, aunque le superábamos en número. Cada vez corría más y yo me encontraba exhausto y cuando me alcanzó y veía mi final, delante de esa boca con dientes como cuchillos, ¡me desperté!

Había tenido sudores fríos toda la noche según mi madre, pero de todas formas me obligó a ir al instituto y ahora estoy escribiendo esto para mi profesor de Lengua.

Concurso de sueños: La Isla


El otro día, mientras me relajaba en mi jardín contemplando el intenso color azul del cielo, pude observar que sus tonalidades iban variando ligeramente hacia el rosa y el dorado, de pronto todo mi jardín creció a una velocidad de vértigo, las plantas alcanzaron alturas inverosímiles y las flores que decoraban sus gruesos tallos adquirieron unos colores muy intensos, y toda la estancia se impregnó de un olor muy dulce, quizás demasiado dulce para unas plantas normales. Mientras intentaba salir de aquella selva en la cual se había convertido mi modesto jardín, tuve la impresión de que alguien me observaba y me giré muy bruscamente para sorprender a mi supuesto acosador, con tan mala suerte que caí en un pequeño charco que se fue agrandando más y más hasta convertirse en un gigantesco mar.

Aunque seguía teniendo la sensación de que me observaban, esto ya no me preocupaba tanto, pues si era verdad mi suposición, me vendrían a recoger pronto. Mientras nadaba para intentar llegar a una pequeñísima isla que se podía ver a lo lejos, algo salió bajo el mar elevándome y creándome un estado de nervios muy elevado. Cuando por fin me creía a salvo, me di cuenta de que extraños seres se reunían a mi alrededor, y no solo eso, sino que hablaban en un idioma bastante raro, aunque curiosamente yo era capaz de entenderles. De repente, uno de los extraños seres se dirigió directamente a mí y me preguntó quién era yo y como había encontrado su isla.

Lógicamente, les conté mi relato, pues los seres, fuertes y aparentemente inteligentes, me imponían mucho respeto. Cuando terminé de contarles mi increíble historia, ellos empezaron a cantar lo que parecía una serie de rezos algo enrevesados. Entonces, el más alto y apuesto de esos seres se dirigió hacia mí con un cuchillo y me cortó en el dorso de mi mano. Otro individuo, más bajo que el primero, aunque al parecer mas ágil, pudo recoger todas y cada una de las gotas de sangre que caían. De repente, los dos individuos se reunieron con sus compañeros y fueron a por unos extraños productos y un enorme libro con una preciosa encuadernación de cuero, el cual se cerraba con una enorme hebilla dorada, que se abría con una combinación de signos que al parecer solo tres individuos conocían.

Cuando abrieron el libro, se pusieron rápidamente a buscar algo en su interior, pues no guardaban apuntes ni recetas en él sino un montón de extraños productos que no había visto en mi vida. Comenzaron a mezclar algunos de los productos que habían traído con los del libro y los echaron todos en el cuenco donde estaba mi sangre. Cuando terminaron, el más anciano de todos me atrajo hacia ellos y comenzó a pintar extraños símbolos por mis brazos con el ungüento obtenido, mientras el ser apuesto me explicaba todo lo que estaba pasando: al parecer. querían que regresase a mi tierra y por eso estaban realizando esa especie de conjuro, pues no era la primera vez que alguien acudía a ellos con ese relato.

Cuando el anciano terminó con el ritual, sin previo aviso me desplomé hacia atrás y cuando abrí los ojos todo estaba como siempre, al cabo de unos minutos comprendí que había sido un sueño, muy realista, pero al fin y al cabo un sueño, aunque curiosamente me escocía allí donde el ser ágil y más bajo que el resto me había cortado.

Concurso de sueños: Payasos Raptores


Ocurre en ambientes y situaciones distintas pero siempre con los mismos o parecidos protagonistas, pretendiendo una única finalidad disfrazada de persecución y rapto.

Esta noche no iba a ser diferente, tuve el mismo sueño que en otras ocasiones he tenido, quizás más que un sueño sea una pesadilla, pues al despertarme siento que mi corazón late deprisa invadiéndome una gran angustia. Ellos, los payasos, han vuelto a aparecer de nuevo en mi sueño, tan alegres, tan risueños, pero a la vez tan siniestros y perversos que todavía permanece en mi cabeza el eco de sus palabras mencionando mi nombre mientras me perseguían. Esta persecución transcurría por calles desiertas y en penumbra, lugares francamente tenebrosos e inquietantes.

Mi sueño parte de una sesión circense a la que para mi sorpresa acudí solo. Sin saber muy bien, me vi envuelto en una situación dantesca que no había elegido, donde el centro de atención del espectáculo era yo. Todos los ojos de los espectadores se dirigían hacia mí, lo cual me aterraba. Los payasos no dejaban de ridiculizarme y reírse al unísono con el público de mi presencia en
el centro de la carpa. Pensaba en cómo salir de aquella situación tan esperpéntica lo antes posible. Lo hice corriendo sin saber muy bien la dirección, pero daba igual, terminaba siempre en calles desiertas por las cuales los payasos trataban de alcanzarme con la finalidad de aniquilarme o raptarme. Los sentía próximos, cada vez más, mis piernas no respondían, sentía pesadez en ellas y veía que no avanzaba, que cada vez la distancia se reducía entre nosotros hasta que finalmente cuando ya iba a ser presa de sus deseos, de pronto... me desperté.

Después de lo soñado ("vivido") no podía dar crédito de que todo había sido una mala pesadilla y me encontraba ya en la realidad.

Concurso de sueños: Bosque Adentro


Hace un tiempo soñé con un lugar mágico. Aparecí yo de repente en medio de un inmenso bosque cuya vegetación y flora era extraña y muy colorida. Frondosos y enormes árboles había mirase donde mirase, parecía imposible encontrar la salida de aquel lugar.

Me dispuse a caminar bosque adentro en busca de esa improbable salida, encontrándome así con una majestuosa cascada que caía sobre una enorme charca. Misteriosos animales nunca vistos deambulaban por la zona, trepando por los árboles, saltando a la charca y divirtiéndose. Eran inofensivos, un extraño pájaro se posó sobre mi hombro y comenzó a silbar, provocando que más pájaros se acercaran. Era un lugar increíble. Me dispuse a inspeccionar la charca, pudiendo observar en su interior cientos de peces de todos los colores. Justo en ese momento en el que todo parecía tranquilo, se desprendió una roca bajo mis pies, haciendo que cayera en la charca, momento en el que desperté.

Concurso de sueños: Cortando Zanahoria


Parece increíble, pero esto que voy a contar es un sueño que se me repite desde que apenas tenía cinco años, no siempre, pero muy a menudo. Sueño que estoy en la habitación de mi hermana, ella y yo estamos en un rincón de su cama (que está pegada a la pared) abrazadas, alguien nos apunta con una pistola, y cuando este nos va a disparar, mi padre aparece, se pone delante y le disparan a él. Pero de pronto, la imagen cambia, estoy en mi cama, a oscuras, y alguien me agarra de los pies y me tira de la cama con fuerza, las manos que me agarran me van arrastrando por todo el pasillo, hasta que llego a la cocina, y cuando miro dentro veo a mi madre, de pie, cocinando, e intento pedirle ayuda, pero no puedo. Entonces mi madre me mira, ¿y qué es lo que hace? Nada, absolutamente nada, vuelve la mirada a la zanahoria que estaba cortando y sigue con ella.

Concurso de sueños: La Ciudad Multicolor


Me levanté muy temprano, me asomé a la ventana de mi habitación. Todo estaba cubierto de hielo y vi varios coches aparcados en la calle. Entonces recordé el sueño que había tenido esa noche.

Era un sueño raro pero a la vez divertido. Mis amigos y yo íbamos por una acera, algo nos deslumbró y nos llamó la atención. Del escaparate de una tienda de automóviles salían luces de colores. AI pasar por Ia puerta, esta se abrió sola y uno detrás de otro fuimos entrando al concesionario. Era enorme, parecía una gran ciudad.

Los coches eran de distintos colores, rojos, amarillos, blancos... todos eran deportivos, colocados en fila.

Había un vehículo para cada uno de nosotros. Nos montamos en los coches. Yo elegí el rojo. Hicimos carreras dentro del local, la meta era la mesa del vendedor, donde había revistas de publicidad, bolígrafos y cuademos de notas. Las sillas y tas plantas de decoración nos sirvieron de obstáculos para el circuito que nosotros deberíamos superar. No recuerdo su forma exacta pero sí sé que era muy largo. El suelo, que era de mármol, hacía que las ruedas patinaran, quedó con marcas de derrape. Al frenar y acelerar, los coches iban carnbiando de color e iluminándose. Algunos se transformaban en camiones y otros en motos.

Estuvimos allí durante mucho tiempo, luego decidimos cambiar el aspecto de esos coches. Los pintamos a nuestro gusto y los diseñamos. Al mío le puse un alerón y una franja blanca en el medio.

Más tarde comenzaron a llegar clientes y se quedaron sorprendidos con lo que habíamos hecho. Empezaron a preguntar dónde estaba el encargado, en ese momento sonó el teléfono, no sé si fue el del concesionario o el de mi casa, pero yo me desperté.

Concurso de sueños: La Boca del Cocodrilo


Era de noche y me acababa de despertar, estaba oscuro y me encontraba en mi habitación cuando de repente oí un ruido en la cocina. Al principio no hice caso, pero al ver que los ruidos no cesaban, decidí bajar.

Al llegar a la cocina, estaba mi madre sentada en una silla y no dejaba de mirarme. Al rato decidí entablar una conversación con ella, pero no me respondía. Al ver este suceso, me dirigí a la escalera, pero cuando me disponía a subir el primer peldaño, algo me agarró de la pierna y me tiró al suelo. Asustada, me giré: ¡era un cocodrilo! Grité con todas mis fuerzas, pero mi madre lo único que hacía era mirarme y ver cómo poco a poco entraba en la boca del cocodrilo...

viernes, 13 de diciembre de 2013

Concurso de sueños: La Casa de la Puerta Oscura


Hace varias noches tuve un sueño, que más que sueño se podría decir que fue una pesadilla. Aparecí en un bosque, era de día y estaba con tres chicas, todas estábamos vestidas con un ancho y largo vestido blanco, descalzas, y llevábamos el pelo suelto. Una de las chicas echó a correr, los demás sin pensarlo la seguimos, la chica se detuvo y apuntó sonriendo a una casa que parecía descuidada, como dando a entender que entráramos todos a jugar allí.

La entrada a la casa era un altísimo escalón y una puerta oscura de madera con una pequeña ventana de cristal, para entrar tuvimos que ayudarnos unas a otras para poder subir aquel escalón tan alto y entamos.

Las paredes no estaban pintadas, solo tenían una capa de cemento, y la habitación daba la sensación de ser el lugar donde se guardaba a los animales. Entonces entró un hombre vestido con una camisa a cuadros, unos vaqueros y unos zapatos que parecían negros. A su lado estaba su mujer, esta llevaba un mandil con una ropa bastante vieja.

De repente, fue como si hubieran pasado algunas semanas, yo permanecía de pie en aquel corral como si para mí no hubiesen pasado semanas sino segundos, entonces vi a la mujer con una de las chicas, el hombre las seguía, y se metieron en el baño haciendo creer a la chica que la iba a peinar la mujer.

Esta llevaba escondido en su espalda un cuchillo y el hombre se quedó fuera como custodiando la puerta para que a ninguna de las chicas se nos ocurriese entrar. Lloré y quise ir a salvar a aquella chica, pero mis piernas se negaban a moverse, como si estuviera pegada al suelo. La mujer salió del baño guardándose el cuchillo y le dijo algo al hombre al oído.

Yo, presa del miedo, eché a correr hacia la puerta con las dos chicas que quedaban con vida. Al fin, mis piernas se dignaron moverse, la puerta de madera ya no estaba, así que era un obstáculo menos. Las dos chicas salieron por el hueco que había dejado la puerta y me tocaba a mí salir, pero no pude. La puerta se había hecho muy estrecha, las chicas tiraban de mi brazo intentando sacarme de esa horrible casa, pero quedé atrapada en el hueco de la puerta, así que les grité que se marcharan, ya que era imposible que pudiera salir de allí. Las chicas se marcharon por el que ya no era un luminoso bosque, sino un túnel negro.

Con una espesa niebla, una fuerza tiró de mí y al girarme quedando libre de la puerta vi cómo el granjero saltaba sobre mí. Me cogió por el cuello y apuntándome con un largo y afilado cuchillo me hizo una pregunta de geografía: si no contestaba o fallaba, moriría. Entonces, me desperté de esa pesadilla horrorosa.