domingo, 27 de enero de 2013

Concurso de sueños: Sueño (Zacarías Lucas)


Iba andando por un largo camino, con un paisaje no muy definido, cuando de repente apareció un gran cofre ante mis pies. Había una carta encima de él en la que ponía que debería averiguar cómo abrirlo.

Empecé a dar vueltas al cofre, cuando vi una especie de rompecabezas. Pensé que tendría que poner una cifra, de cuatro números como suele ser, y pensé en un número cercano a mí, con un significado importante para mí.

Probé con la fecha de mi cumpleaños, pero me equivoqué al escribir un número, y al seguir pasando para volver a llegar al que quería poner, vi que había algo más que números. Después de un tiempo rompiéndome la cabeza, conseguí crear una llave con los símbolos que me dejaba escribir el cofre, y se abrió. De repente un destello salió de aquel cofre, me acerqué y... me desperté. Me quedé con la intriga de qué podría ser aquello. Pero pensé que esa noche volvería a ese sueñó y conseguiría mi premio. Tenía ganas de que pasara el día y poder volver a la cama.

4 comentarios:

  1. ¡Habría tanto que decir sobre este sueño! Baste, de momento, recordar este cuento, obviamente paralelo, de los hermanos Grimm:

    «Un día de invierno en que una espesa capa de nieve cubría la tierra, un pobre muchacho hubo de salir a buscar leña con un trineo. Una vez la hubo recogido y cargado, sintió tanto frío que antes de regresar a casa quiso encender fuego y calentarse un poquitín. Al efecto apartó la nieve, y debajo, en el suelo, encontró una llavecita de oro. Creyendo que donde había una llave debía estar también su cerradura, siguió excavando en la tierra y, al fin, dio con una cajita de hierro. «¡Con tal que ajuste la llave! - pensó -. Seguramente hay guardadas aquí cosas de gran valor». Buscó, y, al principio, no encontró el agujero de la cerradura; al fin descubrió uno, pero tan pequeño que apenas se veía. Probó la llave y, en efecto, era la suya. Diole vuelta y... Ahora hemos de esperar a que haya abierto del todo y levantado la tapa. Entonces sabremos qué maravillas contenía la cajita.»

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  2. El momento clave del sueño, para mí, es ese en que, pasando números para volver del 9 al 0, el soñador descubre que la serie *no acaba en el 9*. En la serie Perdidos jugaban con lo mismo, también con gran efecto: cuando no se pulsa el botón de la Estación Cisne a tiempo, el dispositivo que marca la cuenta atrás muestra de pronto, tras el cero, unos signos extraños, jeroglíficos. http://www.youtube.com/watch?v=qDQxuUEMiV8

    El sentido parece 'tenebrosamente claro': como le dice Hamlet a Horacio, 'There are more things in heaven and earth, Horatio, / than are dreamt of in your philosophy'. Ese 'plus' que desconocemos, pero que forma parte del mecanismo de las cosas, remite a la estructura misma de la psique: donde parece que uno (su consciencia) acaba, comienza otra parte ignorada (el subconsciente), esencial sin embargo para el desciframiento del enigma que nos planteamos a nosotros mismos cada noche.

    El cofre del sueño equivale, en este sentido, al sueño mismo, también él necesitado de una clave que deje ver su interior (su sentido). Pero esa clave no puede ser externa al sueño, al subconsciente: tiene que plantearse desde una lógica que tenga en cuenta el lenguaje peculiar del sueño, sus signos.

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    1. Ojo también a la identidad entre cofre y cifra.

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  3. Con los signos que ha descubierto, el soñador hace 'una llave'. Etimológicamente, 'clave' y 'llave' son la misma palabra, pero no solemos caer en ello.

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