CANCIONES INSPIRADAS EN EL MUNDO CLÁSICO
Cara A: Penélope
Los personajes clásicos siguen teniendo en la actualidad vigencia, además de por la huella que han dejado en la historia, porque siguen siendo inspiración en otras ramas del arte. Así, letras de canciones de hoy en día se basan en estos personajes; y un buen ejemplo lo tenemos con Penélope, esposa de Ulises, que se encuentra visible en tres canciones en castellano relativamente recientes: Penélope, de Joan Manuel Serrat; Ana y el mar (Naturaleza muerta), de Mecano; y El Muelle de San Blas, de Maná.
Penélope es uno de los principales personajes de la Odisea, y también aparece en la Iliada, consideradas como las obras más importantes de la literatura clásica griega. Era prima de Helena y sus padres, Icario y Tindáreo, eran hermanos, príncipes de Esparta. Ulises, rey de Ítaca, acude a Esparta atraído por la belleza de Helena, para pedirla como esposa; pero las cualidades de la joven han convocado a tantos pretendientes, que se podría originar una guerra. Es entonces cuando Ulises urde un plan para evitar la contienda: el elegido por Helena deberá ser respetado por los demás, quienes le prometerán ayuda para conservarla a su lado. Helena elige a Menelao como marido y, cuando Ulises se dispone a dejar la corte, conoce a Penélope, que ha venido a aconsejar a su prima en su decisión, y se enamoran a primera vista. Parten para Ítaca, pero pronto tendrán que separarse. El príncipe troyano Paris rapta a Helena y su marido convoca a todos los príncipes griegos para que acudan en su ayuda. Ulises se ve obligado a cumplir su promesa y alejarse de su esposa y su hijo Telémaco.
En este momento, el mito de Penélope empieza a tomar fuerza, y el personaje se convierte en símbolo de la fidelidad por excelencia. Ulises participa en la guerra de Troya que dura diez años, y acaba tras el episodio del caballo de Troya, urdido por él mismo. Es el único de los héroes griegos que sobrevive, pero una ofensa hecha a Poseidón, dios de los océanos, hace que este le condene a un eterno viaje de regreso, que durará otros diez años. Mientras su marido vive toda clase de avatares en sus viajes, Penélope permanece fiel. Acosada por pretendientes, idea un plan: elegirá marido cuando termine de tejer un sudario que está haciendo para su suegro. Para tardar el mayor tiempo posible, lo que teje por el día, lo deshace por la noche. Al ser descubierta, tuvo que poner fecha para celebrar unos juegos donde los contendientes se disputarían su mano. Ulises regresa y demuestra ser el único capaz de tensar su propio arco, mata al resto de los pretendientes y se queda con ella.
Cara B: Las canciones
De las tres canciones que he mencionado la que más se asemeja al relato de Homero es Penélope, de Joan Manuel Serrat; además de por el paralelismo en el título, por las múltiples coincidencias entre las dos historias. Tratan sobre el amor eterno, que perdura aún en la ausencia; la separación se produce por un viaje del amado, cuando todavía son jóvenes, y con la promesa de volver: Adiós, amor mío, no me llores, volveré. Cuando regresa no es reconocido, la imagen que guarda Penélope es la de la juventud: Tú no eres quien yo espero. En la versión de Homero, Ulises tiene que demostrar que es él; mientras en la canción, la protagonista se queda sola al no aceptar el paso del tiempo en su amado. Las dos “Penélopes” son incomprendidas por los que la rodean, no entiende que aguarden tras tanto tiempo, pues no confían en el regreso: Dicen en el pueblo que un caminante paró su reloj, Pobre infeliz, se paró tu reloj infantil. Pero ella mantiene, a pesar de los contratiempos, su ilusión y no se deja influir por la desconfianza de los demás. Tampoco le convence ninguno de los que encuentra: Uno tras otro los ve pasar, mira sus caras, les oye hablar, para ella son muñecos, igual que a la heroína griega le sucede con los que intentan ganar su favor.
En la canción Naturaleza muerta (Ana y el mar), de Mecano, también aparece el mito de la mujer fiel que espera al hombre. En esta, es el mar quien lo retiene, igual que Poseidón, dios del mar, retiene a Ulises, en el primer caso por celos y en el segundo por venganza. También aquí los demás no creen en el regreso: No esperes más, niña de piedra, Miguel no va a volver. La Penélope mitológica se vuelve dura, tanto que Telémaco le reprocha: Tu corazón es siempre más duro que la piedra; en la canción, Ana se convierte en piedra: Dicen en la aldea que esa roca blanca es Ana.
Por último la historia se repite en la canción El Muelle de San Blas, de Maná. Él parte en un barco jurando que volverá: Ella despidió a su amor, él partió en un barco, Él juró que volvería. Con el paso del tiempo (Muchas tardes se anidaron en sus pelos y en sus labios, Su cabello se blanqueó), los demás no entienden su actitud: Y en el pueblo le decían loca, la loca del muelle de San Blas, pero ella sigue eternamente esperando: Se quedó ahí, se quedó hasta el fin.
El final de las tres canciones coincide: en ninguna de ellas se produce el reencuentro, mientras Penélope y Ulises sí tienen un final feliz; pero la espera, la soledad agravada por la incomprensión, manteniéndose fiel a su ilusión, sin perder la esperanza, es la misma en las cuatro historias.
Irene Camacho García, 4ºB
La verdad que estaba buscando info sobre Ana u el mar ya que estudio canto y debo preparar el tema y me encanto este articulo. Gracias por publicarlo Lore
ResponderEliminarGracias, Angélica. La verdad es que Irene hizo un trabajo magnífico. Celebro que te haya gustado.
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