Nuestros alumnos de Literatura Universal han pasado este curso algunas horillas, intensas sin duda, con Franz Kafka y su Metamorfosis (o Transformación). Por si le fueran de utilidad a alguien, aquí van unas...
Sugerencias para el comentario crítico de los cuentos de Kafka
Contexto histórico: La vida de Kafka (1893-1924) atraviesa tres períodos históricos: los últimos años del imperio austrohúngaro (al que pertenecía su ciudad, Praga), la Primera Guerra Mundial (en la que dicho imperio se vino definitivamente abajo) y los primeros años de un nuevo estado democrático, Checoslovaquia. Kafka no participó en la guerra, aunque quiso hacerlo, porque le declararon inútil para el servicio militar.
Contexto social: Kafka pertenecía a la minoría judía de la ciudad de Praga, que hablaba alemán. El grupo mayoritario en la ciudad eran los checos (que hablan el checo, un idioma eslavo). Los nacionalistas checos, separatistas, eran una fuerza ascendente, hostil a los judíos y a los alemanes. Por otra parte, los alemanes eran en gran medida antisemitas, así que los judíos de Praga, aunque participaban de la lengua y la cultura alemanas, estaban en tierra de nadie en mitad del conflicto entre checos y alemanes: ambos bandos los despreciaban.
Contexto cultural: La obra de Kafka surge en un ambiente posromántico, afín al simbolismo francés, en el que hay un gran interés por lo místico y esotérico, pero también por lo grotesco y lo sórdido. De este ambiente surge el expresionismo. Kafka tiene intereses y gustos comunes con los artistas de su entorno, como Gustav Meyrink, pero a diferencia de ellos prefiere utilizar un lenguaje sencillo, casi neutro. En sus obras lo grotesco no está en la forma, sino en el fondo. Aunque Kafka era judío, no hay en sus obras referencias explícitas al judaísmo. A pesar de eso, se han encontrado en ellas posibles relaciones con la Cábala judía, con su idea de un Dios ausente, infinitamente remoto, que se retiró en el comienzo de los tiempos, dejando un gran espacio vacío. Ese espacio es lo que nosotros llamamos ‘el mundo’. También se ha querido ver en la culpa difusa que expían sus personajes una referencia a la condición de los judíos, perseguidos históricamente no por lo que hacen sino por lo que son (por existir, en suma).
Tema: según Borges, el tema central de Kafka es la soledad de quien no tiene un lugar, por humilde que sea, en el orden del mundo. Sus protagonistas son marginados que se sienten culpables por su condición, aunque no hayan cometido crimen alguno. Por eso, acaban aceptando que se les ejecute (o se dejan morir) o se resignan a pasar su vida esperando un momento que nunca llegará, en que alguien les aclare el sentido de su existencia.
Estructura: la Metamorfosis es una novela breve que consta de tres partes, que corresponden a tres etapas en la relación del protagonista con su familia y con la división habitual de los textos narrativos en planteamiento, nudo y desenlace. En la primera se nos presenta la transformación de Samsa, la reacción inicial de su familia y la del apoderado que acude a casa para abroncarle por haber faltado al trabajo; a lo largo de la segunda, la familia se reorganiza para sobrevivir, adquiriendo nuevos trabajos y alojando a unos huéspedes. Culmina cuando el padre le hiere con unas manzanas, creyendo que ha intentado atacar a la madre. La tercera narra el descontento de los huéspedes con Gregorio, la muerte de este y el alivio de su familia, que se toma unos días de descanso y decide centrarse en casar a Grete, la hija que les queda.
Características del género: se trata de una novela breve que no tiene precedentes, pues en ella se integran de forma inédita lo irreal y lo cotidiano. Pertenece al género fantástico, entendido como la aparición inexplicable de elementos propios de una pesadilla dentro de un entorno realista. Lo grotesco de la situación sitúa la obra en las cercanías del expresionismo.
Recursos: Kafka escribe de forma sencilla. El tono objetivo, monótono y tranquilo que utiliza, como si estuviera escribiendo un informe, contrasta hábilmente con lo exagerado e inverosímil de la situación: los personajes se toman lo que sucede con una resignación o naturalidad que el lector no comparte ni comprende. Kafka dosifica hábilmente lo insólito: tras la transformación inexplicable que abre el texto, todo lo que pasa a continuación es lógico y tiene el aire de algo inevitable y que, en el fondo, no tiene mayor importancia. Hay incluso cierto humor negro y del absurdo, una especie de fatalismo que acepta jovialmente el sinsentido y lo grotesco como la verdadera naturaleza de las cosas.
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