En el siglo V en Valparaíso unos monjes encontraron un libro encima de un pedestal. En el libro ponía Liber Inferni, 'Libro de los infiernos'. Allí decidieron construir un monasterio para que no ocurriese nada malo con él.
Algunos monjes tenían que quedarse por las noches para vigilarlo. Solían quedarse tres, pero una mala noche de tormenta solo pudo quedarse uno. Este monje sentía curiosidad por ver el libro que durante tanto tiempo no le dejaron tocar y ni siquiera mirar. Aprovechando que estaba solo, abrió aquella misteriosa puerta. Esta conducía a un largo espacio de oscuridad y penumbra, pero al fondo se vislumbraba una luz cuya potencia era sorprendente. Siguió caminando hasta llegar a aquel lugar. De pronto, se abrió misteriosamente el libro, el monje lo miró y el mal y la locura impregnaron su alma. Por suerte, nadie más estaba allí, porque de ser así nadie habría sobrevivido. Entonces el monje escuchó una voz lejana que le decía Cada anochecer, la locura volverá a nacer, y lo repitió una, otra, otra y otra vez, hasta amanecer, consiguiendo así la máxima locura del monje.
A la mañana siguiente, el abad aseguró a los monjes que al anochecer unos peregrinos de un pueblo cercano se confesarían ante el prior, o a quien nosotros conocemos como el monje loco. Aquel anochecer, el prior se sentó en su confesionario y los peregrinos fueron entrando uno a uno. Los ojos del monje se volvieron azules, más claros, más, más... blancos. El monje con un cuchillo los montaba según entraban.
Pared blanca y suelo rojo, dice el autor.
No se volvió a saber nada del prior, pero cuentan que al pasar por las ruinas de este monasterio al anochecer, se puede escuchar La locura volverá a nacer.
lunes, 12 de mayo de 2025
Concurso de leyendas: Annotatio (anochecer)
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