Ayer lunes por la mañana nuestros
alumnos de Literatura Universal y de Griego tuvieron la suerte de charlar en la
Imaginateca con Francisco Narla, un aviador y novelista singular que comenzó su
andadura como autor de novelas de terror y misterio para después centrarse en
una rama peculiar de la novela histórica, ambientada en diferentes épocas (la
Hispania de la época de César, la Edad Media) pero siempre con su Galicia
materna como punto de partida.
Narla nos ha contado, entre otras
muchas cosas, que un lector atento de la realidad encuentra a menudo pequeños
cabos sueltos de los que asombrarse: la estatua de un samurai en un pueblecito
de Sevilla, por ejemplo, o el hecho de que un poeta tan importante como Martín
Codax carezca totalmente de biografía conocida, o la poco conocida presencia de
los vikingos en nuestras costas. En cada uno de esos detalles, Narla ha sabido
ver que se escondía una novela posible: así, nos ha contado en Rōnin
la historia de aquel samurai sin amo que fue enviado a España por el
emperador de Japón; en Laín, ha
hecho de Codax el narrador de las andanzas de su empeñoso protagonista; y en Assur nos ha contado la historia de un zagal gallego que parte a la aventura con los vikingos.
Aerodinámica, intrahistoria del
Descubrimiento de América, la complicada historia del Grial en España... Con
estas y muchas más hebras, Narla nos ha animado a cuestionar lo que sabemos y
lo que ignoramos y hacer de nuestra curiosidad el punto de partida de nuestra
vocación, que en su caso, tanto de aviador como de narrador, se despertó con
las obras de Antoine de Saint-Exupéry, con su Principito y su Vuelo
nocturno. Estamos seguros de que muchas de las cosas que ha dicho se
mantendrán vivas en la mente de quienes hoy hemos tenido la suerte de
escucharle y darán fruto.
En la Imaginateca nos ha dejado
firmadas y dedicadas sus cuatro novelas históricas: Assur, Rōnin, Donde
aúllan las colinas y Laín. Si quieres saber lo que nos ha
dicho en esa dedicatoria, tienes sus novelas en la sección de Novedades,
esperando entregarse a quien sepa entregarse a ellas.
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