En su recopilación de cuentos humorísticos Joci ac Sales (1524), el escritor alemán Othmar Nachtgall, llamado Luscinius (1487-1535), cuenta la estratagema de un señor de Dalmacia para vengarse de los sacerdotes que se habían negado a enterrar a un siervo suyo excomulgado. El noble invita a los sacerdotes a un banquete con el pretexto de hacer las paces y les da a comer la carne del siervo. Tras revelar su acción, dos de los sacerdotes vomitan de inmediato sobre él, mientras que los otros se retiran a las letrinas para purgarse. El relato concluye con ironía: «Continúa el debate sobre dónde quedó enterrado el siervo: bien en la persona de los sacerdotes —como sostiene el señor—, bien en las letrinas o, incluso, en las las rodillas del noble». (p. 120)
domingo, 15 de abril de 2012
El entierro del siervo excomulgado
En la última hornada de novedades llegaron varios libros sobre leyendas urbanas, de especialistas como José Manuel Pedrosa y Jan Harold Brunvand. Mi favorito es un pequeño volumen de Jean-Bruno Renard, Rumores y leyendas urbanas, que maravillará a quien se asome a él, por lo claro, divertido e instructivo. De otro libro de Renard sobre leyendas urbanas traigo esta historia, que, como dice Sherezade en las Mil y una noches, da tanto que pensar que debería escribirse en el rabillo del ojo:
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