Frankenstein o El moderno Prometeo, de Mary Shelley, suele leerse en la asignatura de Literatura Universal y es una de las joyas del Romanticismo. Aquí van algunas sugerencias para los que hayáis leído el libro y os animéis a darle algunas vueltas.
ALGUNAS LECTURAS DE FRANKENSTEIN
1. Lectura en clave religiosa y política, conservadora.
El sueño de la razón produce monstruos (Francisco de Goya)
Para muchos, el tema central de la novela es el fracaso de la Ciencia cuando va demasiado lejos: Frankenstein es el científico que intenta ser Dios, arrancarle a éste su último secreto: la vida. Victor logra crear un ser vivo, pero éste es espantoso, un falso ser humano que no puede integrarse con los verdaderos hijos de Dios. Cuando los toca sólo consigue dañarlos y dañarse. Al final termina suicidándose. Hoy día nos enfrentamos una y otra vez ante el mismo problema: la Ciencia modifica la Naturaleza y la suplanta: modifica los genes de los seres vivos, creando nuevas especies de seres vivos (plantas transgénicas); juega con la idea de crear seres humanos de manera artificial (clonación); intenta crear máquinas humanas, que piensan (androides, robots). Se tiene la sensación de que al jugar a ser Dios la Ciencia se arriesga a crear monstruos, que no termina de saber lo que hace.
2. Lectura en clave biográfica o psicoanalítica.
Otros han visto en la novela un reflejo de las preocupaciones de Mary, una mujer que tuvo una vida apasionante pero difícil: su madre muere a los pocos días de haberla dado a luz; su madrastra la trata mal y la desprecia por su carácter soñador y poco práctico (quizá celosa del cariño que le dispensaba su padre); a los dieciséis años se enamora del poeta Percy B. Shelley, un hombre casado, y huye con él, con la desaprobación de su padre. Poco antes de empezar a escribir Frankenstein, muere uno de sus hijos: Mary se levanta de noche para darle el pecho, cree que está profundamente dormido y se vuelve a la cama. Por la mañana comprende que el niño no estaba dormido sino muerto. Aunque Shelley se casó con ella (después de que su primera mujer se suicidara), no fue un marido precisamente ejemplar: mantuvo relaciones con otras mujeres, y con frecuencia Mary se sentía desatendida e incomprendida.
2A Para algunos, Mary se vería a sí misma como la criatura fallida, la promesa que se tuerce: por su parte, el doctor Frankentein sería un símbolo de su padre y su madre, dos reformadores radicales que confiaban optimistamente en que la Ciencia y la razón conseguirían un Hombre Nuevo educado en la naturaleza y libre de toda traba religiosa. Nada más nacer, Mary se queda sin madre, del mismo modo que la criatura no tiene madre y se queda sin su padre, Victor Frankenstein, que la deja sola en el mundo. «Abandonada» por su madre, Mary sufre el maltrato de su madrastra: abandonada por su creador, la criatura es maltratada por su «familia adoptiva»: la de De Lacey (otra familia en la que falta la madre; en cuanto al padre, aunque dotado para el arte, está literalmente ciego y no ve lo que le rodea: igual que Godwin, un gran filósofo, pero incapaz de mantener a su familia). El padre de Mary tenía grandes planes para ella, pero no había contado con los deseos de su hija: cuando tomó su primera decisión por sí misma (huir con Shelley) Mary le desilusionó, y desde entonces, como si fuera un monstruo, no quiso saber nada de ella. Del mismo modo, Frankenstein, tras haber puesto todas sus fuerzas en crear a su "hijo", planeando hacer de él un Superhombre, cuando lo ve cobrar vida siente asco y lo abandona.
2B Hay también mucho de Mary en el personaje de Elizabeth: consagrada a amar a un hombre (Percy B. Shelley / Victor Frankenstein) que sólo vive para su obra y no se ocupa lo bastante de ella. El remordimiento de Mary por haberse unido adúlteramente a un hombre ya casado, desobediciendo además a su padre, le hace temer algún tipo de castigo, representado en la obra por el monstruo que se presenta en la noche de bodas y que mata al niño William (igual que muere el niño de Mary y Percy).
2C Pero es que también hay bastante de Mary en Victor Frankenstein: hija de dos grandes pensadores (el anarquista Godwin y la feminista Wollstonecraft) y rodeada de dos grandes artistas (Lord Byron, Shelley), Mary siente que tiene que crear una gran obra, pero se siente incapaz de darle vida. Desea más que nada escribir una novela que le atraiga la admiración de los que la rodean y del público (del mismo modo, Victor quiere más que nada, al principio de la obra, dar vida a su criatura, demostrando que ha llevado la Ciencia un paso más allá). Al mismo tiempo, teme que la novela que va a escribir le salga horrible, espantosa, y le avergüence ante todos (como le sucede a Victor con su criatura).
2D Incluso en la acusación injusta contra Justine, a la que se responsabiliza de la muerte del niño que cuida, se puede ver un reflejo de los reproches que Mary recibe (de otros y de sí misma) por la muerte de su bebé.
3. Lectura en clave política progresista: el monstruo no nace, se hace.
Frente a los que piensan que la criatura es necesariamente mala por ser hija antinatural de la Ciencia y no del amor, otros señalan que Mary puso mucho empeño en demostrar que el monstruo sólo se convierte en tal y hace daño a los demás porque es rechazado y sufre el desprecio de aquellos a los que ha intentado hacer el bien. Cuando marginamos a alguien por ser distinto, no le dejamos más camino que sobrevivir como puede, y nuestro desprecio genera en él un comprensible rencor. Si Victor o la familia de De Lacey le hubieran dado una oportunidad a la criatura, en vez de dejarla sola nada más abrir los ojos al mundo (Victor) y juzgarla por su aspecto sin haber llegado a conocerla (la familia de De Lacey), nunca se hubiera vuelto mala. Muchos delincuentes y marginados se convierten en un peligro para la sociedad porque ésta no les ha dejado otro camino que el crimen para sobrevivir. Nadie nace siendo un monstruo: es la sociedad la que lo vuelve así.
4. Lectura feminista.
Diablo te hiciste porque madre no tuviste (refrán popular).
Mary admiraba sobremanera a su madre, muerta nada más nacer ella: la defensora de los derechos de la mujer, Mary Wollstonecraft. Algunas estudiosas han señalado rasgos feministas en la historia. Observemos: Victor, que demora constantemente su boda con Elizabeth, se cree capaz de ser padre sin ayuda de mujer alguna, lo que constituye una vieja fantasía misógina (recordemos la historia de Pigmalión). Sin embargo, su fracaso es doble: la criatura es espantosa, y más espantosa es la conducta de Victor con ella: abandonarla. A su vez, si la criatura se vuelve mala es porque le falta eso que Victor tiene pero no sabe apreciar: una mujer que lo quiera y quiera ser su esposa y madre de sus hijos. Al final creador y criatura se quedan los dos solos, sin mujer, infelices y culpables de las desgracias sucedidas.
(También se ha señalado que Victor se queda muy joven sin madre, y el padre no es capaz de meterlo en cintura.)
El personaje de Robert Walton va por el mismo camino: su obsesión por la Ciencia, en este caso por explorar terrenos desconocidos, le lleva a partir sin compañía femenina a un mundo helado, sin calor humano. Sólo al escarmentar en cabeza ajena se da cuenta de que debe regresar.
En cambio, todos los personajes femeninos de la obra son buenos: Elizabeth, Justine. Y la obra está dirigida a un personaje femenino que nunca aparece, la hermana del capitán Walton, Margaret Saville Walton (MSW, como Mary Shelley Wollstonecraft).
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