MARY WOLLSTONECRAFT (1759-1797)
Yo he lanzado la piedra, es hora de restablecer a las mujeres su dignidad perdida y hacerles parte de la especie humana (MW).
Se considera a Mary Wollstonecraft, la madre de Mary Shelley, como la primera pensadora feminista.
Desde joven, manifestó su rebeldía contra la sociedad en que le tocó nacer. En un mundo en que se esperaba que la mujer fuera exclusivamente ama de casa, ella se ganó la vida desde los diecinueve años con su propio esfuerzo, trabajando como institutriz, novelista, periodista, profesora y traductora. En 1792 publicó su obra más famosa, Vindicación de los derechos de la mujer: en ella critica ásperamente la escasa educación que se daba a las mujeres. El único objetivo de esta formación deficiente era lograr que las mujeres fueran toda su vida personas débiles, de segunda clase, dependientes por completo de su marido.
Tal como se practicaba en su época, el matrimonio no pasaba de ser una prostitución legal, un contrato de esclavitud para las mujeres, sometidas en muchos casos al maltrato impune de sus amos y señores. Wollstonecraft defendió que el verdadero matrimonio habría de ser por amor, entre dos personas iguales en derechos, en formación y en oportunidades. Las mujeres, por supuesto, debían tener derecho al voto e intervenir activamente en la política. La educación debería ser mixta e igualitaria, sin discriminación sexual.
Las ideas de esta mujer causaron un enorme escándalo en su época. Sus adversarios la describieron como una hiena con faldas e hicieron todo lo posible por amargarle la vida. Asqueada del conservadurismo de su país, se traslada a París para participar en la Revolución Francesa. Allí se enamora del escritor y aventurero estadounidense Gilbert Imlay, con quien tiene una hija. Cuando éste la abandona, intenta suicidarse. Halla consuelo en el amor de William Godwin, con quien se casa en 1797. Ese mismo año muere, a los pocos días de haber dado a luz a su segunda hija Mary, la futura autora de Frankenstein.
Godwin publicó póstumamente sus cartas, Memorias de la autora de los derechos de la mujer (1798). Al igual que otros pensadores de su época, como Rousseau, Wollstonecraft pensaba que si la sociedad era injusta era en gran medida porque se apartaba de la Naturaleza. En cierto modo, el mensaje de Frankenstein aparece ya anticipado en estas palabras de MW: la naturaleza demanda respeto, y aquéllos que violan sus leyes raramente las violan con impunidad.
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