lunes, 25 de marzo de 2024

II Concurso de relatos cortos: Caperucita Azul y Frankenstein

 


Había una vez una niña con el pelo de color rubio y mechas de color azul, que vivía con su madre debido a que su padre había fallecido. Caperucita tenía una muy buena relación con un tío suyo que venía a su casa todos los días, pero sorprendentemente llevaba una semana entera sin venir, por lo que decidió hacerle una videollamada a través de su móvil:

—¡Hola, tío! ¿Qué tal estás? Es que hace días que no vienes a comer a mi casa.

—¡Hola! La verdad, no estoy muy bien, tengo la Covid-19 y debido a eso tengo fiebre y cansancio.

—Pues si quieres voy a tu casa a visitarte.

—Vale, genial. Trata de ir con cuidado que se está esparciendo por el programa de noticias Telecinco que anda rondando por ahí suelto un ser monstruoso.

—No te preocupes, tío, iré con cuidado.

Tras esta videollamada, Caperucita se vistió, se puso los auriculares para escuchar música y fue a casa de su tío, que estaba situada a las afueras, por lo que tuvo que ir por el bosque, donde literalmente no pasaba nadie.

Después de unos minutos por el bosque, Caperucita empezó a sentirse observada, pero no le dio importancia, hasta que se quitó uno de los auriculares y escuchó unos pasos detrás de ella que le dieron escalofríos, por lo que se giró y… no había nadie. Esto la extrañó, pero decidió seguir caminando, además, Google maps le indicaba que ya la faltaba poco para llegar.

Llegó a la casa de su tío sana y salva. Allí merendaron, vieron la tele, y por supuesto, hablaron.

Pero, al salir de casa para ir de vuelta a la suya, todo estaba mucho más oscuro debido a que había anochecido. Aunque le dio algo de miedo, decidió ir sola. De nuevo, se empezó a sentir observada, pero no le dio importancia ya que la última vez no había visto a nadie. Pero de repente, una mano le tocó el hombro. Ella se giró algo intrigada, y se quedó paralizada al ver la monstruosa y deforme cara de la criatura. Su única y primera reacción fue gritar y huir, cosa que no le sirvió de mucho ya que Frankenstein consiguió alcanzarla en menos de un minuto, y este lo único que le preguntó fue:

—¿Sabes dónde está Mercadona? Es que soy nuevo aquí y todavía no me sé ubicar muy bien.

—Pero ¿tú no eres Frankenstein?

—Sí, ¿y qué?

—Se supone que eres peligroso.

—¿Quién dice eso?

—No sé, mi tío me dijo que lo habían dicho en Telecinco.

—Ahh sí, pero eso fue hace días, que me juzgaron por mi aspecto, pero un adolescente llamado Max quiso conocerme y hablar conmigo y testificó que yo era una buena persona, solo que mi aspecto físico era distinto al de una persona normal.

—Ahh, pues lo siento por juzgarte y reaccionar así.

—No pasa nada.

—Está bien, si quieres te comparto datos móviles y así te lo indica Google, es que yo me tengo que ir ya a casa.

—De acuerdo, muchas gracias.

—De nada.

Y tras compartirle algunos datos móviles, Caperucita se fue a su casa y Frankenstein a Mercadona.

 

FIN

No hay comentarios:

Publicar un comentario