Hace mucho tiempo en Israel nació un niño que se llamaba José o Youssef en la religión cristiana y la musulmana. Este niño nació en una familia de once hermanos. Un día soñó que había once planetas y el sol más la luna bajo sus piernas. Cuando se lo contó a su padre, este le dijo: No tienes que contarlo a ninguno de tus hermanos porque un día serás mejor que todos tus hermanos, pero una de las mujeres del padre lo escuchó y lo contó a sus hijos. Los hijos empezaron a sentir envidia hacia él. Un día, lo llevaron al pozo y lo tiraron en él y volvieron a casa con su camisa llena de sangre de un lobo y empezaron a llorar de mentira; mientras, a José lo vendieron como esclavo a Egipto.
Cuando José llegó a Egipto, lo compró Putifar, el segundo más poderoso después del Faraón. Lo compró como un regalo para su mujer. La mujer al ver a José por primera vez se enamoró de él . José vivió en el castillo de Putifar durante años hasta que se convirtió en un hombre. Cuando se hizo mayor, se volvió más guapo, y la mujer de Putifar pensaba en él como novio, no como su hijo (porque Putifar compró a José como un regalo a su mujer para que fuera como un hijo para ellos dos, porque ellos no tenían hijos).
Un día, la mujer de Putifar ya no pudo aguantar la belleza de José. Lo llamó y le dijo: Ven a mi cuarto. Luego, cuando él acudió, encontró a la mujer de Putifar de mala guisa, con un vestido corto, y ella le ordenó que se acercara. José no quiso y empezó a correr hacia la puerta para salir. Cuando abrió la puertal encontró a Putifar. Putifar se enfadó porque había visto a su mujer con su esclavo, que era como su hijo. La mujer empezó a llorar y dijo que ella estaba en su cuarto hasta que entró José a verla. José no sabía qué tenía que hacer: al final, no le iban a creer porque era solo un esclavo. José pidió que le trajeran al hijo de la hermana de Putifar y dijo que este diría la verdad. Claro, todos empezaron a decir que estaba loco, un niño de tres meses no iba a poder hablar; pero al final lo trajeron. José le pidió al niño que que hablara de lo que había pasado y sí, al final empezó a hablar y dijo: Si él tiene la camisa rasgada por detrás, es ella la que está mintiendo, y si la que tiene rasgada la camisa por detrás es la mujer, ella es la que está diciendo la verdad y él es el que está mintiendo.
Putifar vio que quien tenía la camisa rasgada por detrás era José y claro, después de lo que pasó y de que un niño habló, creyó a José, pero le daba vergüenza hablar y contar lo que pasó y admitir que su mujer se había enamorado de un esclavo. Al final, eligió mandarlo a la cárcel del castillo para que nadie supiera lo que pasó en ese día; pero al final todo Egipto entendió qué pasó en el castillo de Putifar. A la mujer de Putifar no le gustaba escuchar que todas las mujeres de Egipto estaban hablando de ella, así que organizó una fiesta y claro, todas querían ir a ver a este esclavo tan bonito era José. Cuando llegaron las mujeres, la mujer de Putifar les pidió que cogieran una naranja y un cuchillo y que no empezaran a cortarla hasta que ella se lo pidiera. En ese momento, sacaron a José de la cárcel y le dieron la mejor ropa. Le dijeron: Solo tienes que coger un plato de fruta y ponerlo en la mesa de la mujer de Putifar. En ese momento, las mujeres empezaron a cortar las naranjas. De repente, entró José con el plato. Las mujeres se quedaron tan sorprendidas por lo guapo que era que no se dieron cuenta de que estaban cortándose las manos y no las naranjas. Cuando salió José, todas las mujeres se empezaron a dar cuenta de que se habían cortado en la mano. En ese momento, se levantó la mujer de Putifar y les dijo: Vosotras lo habéis visto solo un minuto y os habéis vuelto locas, y yo llevo viéndolo catorce años.
Entonces, todas las mujeres que le echaban la culpa ella por haberse enamorado de su esclavo cambiaron de idea, pero aunque José hizo todo lo que le pidieron, al final lo llevaron a la cárcel de Zawira, que es la peor cárcel. Piensas que la historia acaba ahí, pero no. Cuando llegó José a la cárcel, estaban ahí otros dos hombres que también llegaron a la cárcel el mismo día que él. Habían intentado matar al Faraón. Ellos dos soñaron y tuvieron sueños diferentes, y le preguntaron a José, y él explicó a cada uno qué significaba su sueño, y pasó como había dicho José: a uno lo mataron y el otro volvió a trabajar como antes. Al segundo hombre, cuando iba a salir, le pidió José que hablara sobre él al nuevo Faraón, y lo que pasó es lo siguiente: el segundo hombre habló de José al Faraón y este pidió que le trajeran a José y se lo trajeron. El Faraón pidió a José que le ayudara y le explicara qué significaba un sueño que había tenido el mismo día que murió su padre el Faraón y también Putifar. Te daré lo que quieres e incluso te dejaré ser el siguiente Putifar. José le explicó el sueño y se convirtió en el siguiente Putifar y al final por la historia de José con las mujeres de Egipto y las naranjas sabemos por qué tenemos rayas en nuestras manos y al final pasó como soñó José al principio de todo, cuando le explicó su padre que iba a ser mejor que todos sus hermanos y Dios, para hacer que todos los seres humanos recuerden la historia de José y para darle un regalo por haber aguantado todos aquellos años en la peor cárcel hizo que todos los seres humanos tengamos rayas, líneas en nuestras manos para no olvidar esta preciosa historia.