Esta historia comenzó cuando Bruna, una niña callada de primero de la ESO, fue asesinada brutalmente en el pasillo número dos de su instituto. Pero empezando por el principio; aquel veintinueve de febrero, Bruna y su amigo Sebastián entraron en clase como siempre. Todo parecía normal hasta que el sustituto del profesor de matemáticas recibió una llamada muy importante y salió fuera de clase; al volver estaba muy serio e incluso algo preocupado. La clase no le dio importancia, ya que el profesor no mandó deberes para el fin de semana.
Cuando iba a tocar el timbre, ella estaba terminando el examen de Francés, y este fue el motivo por el que salió al recreo más tarde de lo habitual. Se dio cuenta de que se había dejado arriba en la clase el abrigo y pidió a un profesor la llave. De camino a la clase, vio a sus profesores: a los dos de matemáticas y a la de Francés susurrando algo que parecía muy importante , ya que al pasar ella se quedaron los tres en silencio; otras veces se hubiera escondido para escuchar lo que decían, pero se dio prisa porque había quedado en verse con Sebastián para ir a la cafetería. Al salir de clase ya con el abrigo escuchó unos tiros, y se quedo petrificada por el miedo. Los tiros se fueron acercando poco a poco. Bruna, paralizada por el miedo, cerró los ojos esperando a que pasaran los tiros, pero en vez de eso recibió un golpe con el mango de una pistola, el cual la dejó completamente inconsciente y sin probabilidad de defenderse lo más mínimo.
Cuando despertó, se encontraba en una clase totalmente a oscuras. Al encenderse la luz, vio que estaba con por lo menos otros cuarenta niños, la mitad vivos y la otra mitad muertos. Bruna reunió las fuerzas y el valor necesarios para preguntar qué pasaba. Un niño le respondió que cada minuto moría un niño o niña y que por eso se escuchaban los gritos y las súplicas. Cuando le tocó, no gritó, no suplicó nada más; esperó el tiro, el tiro que recibió fue uno limpio en la cabeza entre las dos cejas.
Y desde entonces el veintinueve de febrero el fantasma de Bruna se pasea por el pasillo numero dos y la clase donde la mataron en busca de su amigo, y cualquiera que se cruce con ella, la oiga gritar o la vea de refilón acabará muerto antes de terminar el día. Se cree que la única manera de enviarla a que descanse en paz es reunirla con su amigo, pero el problema es que él murió atragantado antes de que todo esto sucediera. Y en cuanto a los asesinos, nunca se supo quién fue o por qué se produjo, todo quedó en un misterio sin resolver y un fantasma en busca de venganza.
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