Cuenta la leyenda que hace mucho mucho tiempo los seres humanos vivían en una realidad muy limitada por el control del Estado, que no permitía que las personas pudiesen alimentarse libremente.
Debido a los conflictos que la historia había experimentado, un día como cualquier otro se decretó mundialmente que la comida tradicional iba a dejar de distribuirse en supermercados y en todos los lugares. A partir de ese momento, solo se iba a poder comer una especie de fluido un tanto denso de color gris cuya procedencia era desconocida y cuyo racionamiento sería individualizado.
En un principio nadie se cuestionó nada, debido a que teóricamente cubría todos los nutrientes necesarios para subsistir, disminuía la desigualdad social, controlaba el peso de la población, etc.
Pero en un momento dado, dos jóvenes cansados de la monotonía decidieron que la situación no podía continuar así puesto que ya había pasado mucho tiempo desde que el mundo se encontraba en paz, y se había aprendido lo suficiente como para no volver a cometer los mismos errores.
Fue entonces cuando comenzaron a indagar, y tras colarse en una oficina de un familiar encontraron unos archivos que revelaban que la comida con la que se estaban alimentando se había vuelto adictiva para ellos, y que si dejaban de comerla o la sustituían por otra, morirían. Así pues también ponía que la única solución que existía para remediar esta situación era ingiriendo “las representaciones de los ángeles en la tierra”.
Por un tiempo lo dejaron pasar por alto puesto que no lograban comprenderlo, pero un día por casualidad encontraron en mitad de un bosque una especie de crematorio abandonado al cuál decidieron entrar. Estaba cerrado pero decidieron forzar la entrada. Allí encontraron resultados de muchos experimentos, planos, escrituras… Pero uno destacaba entre todos los demás.
En él se explicaba que los alimentos que se estaban repartiendo a los humanos, estaban siendo extraídos de los restos de descuartizar a personas mayores, debido a que los “abuelitos” eran lo más parecido que encontramos a los ángeles en la Tierra, misma bondad, mismos corazones llenos de amor.
Tras enterarse de esto, ambos debieron de sentarse y tras mucho vomitar por el impacto lograron recomponerse.
Cada día, comer lo necesario para sobrevivir se convirtió en una tortura para ellos, pero debían de hacerlo para no morir mientras que buscaban una solución.
La desesperación les había consumido, por lo tanto ya solo les quedaba rezar y plantearle cada noche a Dios una solución diferente, hasta que llegaron a la definitiva.
Le sugirieron si podría sacrificar a las personas cuyos pecados eran imperdonables en lugar de a los abuelitos, dotándolos de esa cualidad que permitía que los humanos pudiesen comerlos.
Dios accedió, pero para que no fuese tan desagradable, los convirtió en cerdos.
Desde este momento los cerdos pasaron a ser el único animal que no tiene la capacidad de mirar hacia arriba, es decir, de mirar hacia el cielo.
De este mismo modo se explica por qué sus ojos y tonalidades son tan similares a los de los seres humanos, y por qué todos aquellos que afirman haber probado la carne humana, aseguran que sabe igual a la de cerdo.
Con el tiempo, el estómago humano pudo recuperar la capacidad de ingerir todos los alimentos, aunque decidieron seguir comiendo cerdo, aunque algunas religiones decidieron abstenerse de esta atrocidad.
lunes, 12 de mayo de 2025
Concurso de leyendas: ¿Por qué empezamos a comer cerdo?
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