Cuenta la leyenda que en mi pueblo, Cañamero, había un castillo hace mucho tiempo. Ese castillo ya no existe, lo mandaron derribar porque se usó para espiar y robar a los peregrinos que iban al monasterio de Guadalupe. Esto me lo contó mi madre el domingo de Pascua, “el día del bollo”, cuando subimos a lo que queda del castillo, como es costumbre, para comernos el bollo de Pascua típico. Ese día, todo el pueblo sube hasta arriba para ver las ruinas del castillo, la Cueva de la Mora y El Mapa de Sangre.
En la época de la leyenda, cuando el castillo todavía estaba en pie, convivían moros y cristianos en paz. En el castillo de Cañamero vivía un rey moro. Su mujer, la reina mora, estaba embarazada y para que todo saliera bien, el rey buscó a una partera cristiana del pueblo. La partera la ayudó y todo salió bien.
Entonces, el rey como recompensa le dijo a la partera que extendiera su mandil y la echó unos puñados de polvos amarillos. La partera bajó por La Jarilla refunfuñando, quejándose del regalo. Con rabia sacudió su mandil y esparció el polvo amarillo por toda la zona porque ella no quería ese regalo tan feo.
El polvo amarillo resultó ser oro, sacado de los acuíferos del río Ruecas, pero ella en ese momento no lo sabía. Desde entonces, se dice que en esa zona hay oro.
Así fue como la partera desperdició el buen regalo de los reyes agradecidos y siguió siendo pobre durante toda su vida.
La moraleja de esta historia podría ser que no hay que desperdiciar lo que alguien agradecido nos regala, aunque en ese momento no lo sepamos valorar.
Esta leyenda la escuchó mi madre cuando yo era muy pequeño e hicimos la ruta de las brujas que se hace en Cañamero en verano -porque, por si no lo sabíais, en mi pueblo había brujas blancas o buenas. Pero eso es otra historia, ¡digo otra leyenda!
lunes, 12 de mayo de 2025
Concurso de leyendas: Leyenda de la reina mora y la partera cristiana
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario