domingo, 10 de febrero de 2013

Concurso de sueños: Las amigas (Mari Eddeb)


Las amigas

Érase una vez una niña llamada Lidia. Lidia es una niña guapa, simpática y amable, sus padres son ricos. Faltaban tres días para empezar el colegio, ella va a 6º de Primaria, después de los tres días empezaron las clases. El primer día para Lidia era perfecto, ella conoció a una niña de su clase llamada Lucía que se sentaba a su lado. A Lucía se le había caído el bolígrafo:

—¿Me podrías dar el boli, por favor? —dijo Lucía a Lidia.
—Sí, toma —respondió Lidia.
—Gracias —Lucía.

Lidia y Lucía se empezaron a mandar notitas preguntándose una a la otra ¿cómo te llamas?, ¿cuántos años tienes?, etc. A la hora del recreo Lidia se fue con sus amigas, pero Lucía no tenía amigas, se quedó sola. Pasó un rato y Lidia se encontró con Lucía y le dijo:

—¡Hola, Lucía! ¿Estás sola? ¿No tienes amigas aquí?

Lucía respondió con una voz muy triste:

—No, no tengo amigas....

Lidia le dijo que se podía ir con ella en los recreos. Lucía le dijo que sí. Llegaron las dos y Lidia se fue a casa, les contó a sus padres todo lo que había pasado:

—Mamá, papá, ¿sabéis que hoy ha pasado perfecto?

Sus padres se pusieron contentos. A la hora de la cena, Lidia dijo a sus padres:

—He conocido a una niña que va a mi clase llamada Lucía.

Lo primero que preguntaron sus padres fue si era rica o pobre. Lidia dijo que se le notaba que era una persona necesitada. Su padre le dijo que no la ajuntase, que se hiciera amiga solo de las ricas como ella. Lidia intentó convencer a su padre de que no importaba si era rica o pobre. Pero su padre seguía diciendo que no.

Igualmente, ella no le hizo caso, porque Lucía le caía muy bien.  Llegó el día del cumpleaños de Lidia e invitó a Lucía. Pero el problema para Lucía es cómo le va a poder comprar un regalo a Lidia. Lidia le dijo:

—A mí no me importa si me traes regalo o no, lo que me importa es que vengas.

En el cumpleaños, Lucía se sentía sola porque las demás se reían de ella por no haber traído regalo. Llegó el padre de Lidia, la riñó por haber invitado a Lucía aunque él le había dicho que no la invitase. Lidia le dijo a su padre:

—Papá, no creía que fueras así. Lucía es una niña como cualquiera, lo único que ella no puede tener todo lo que quiere.

El padre de Lidia dijo que tenía razón. Se sentía contento de tener una hija como Lidia. Y por fin Lidia pudo invitar a Lucía a que fuera a su casa a jugar, a hacer los deberes, a estudiar y muchas otras cosas.

Lidia por fin pudo quitarle esa idea a su padre de que se tenía que ajuntar con las ricas y no con las pobres. 

Y Lidia y Lucía fueron las mejores amigas.

1 comentario:

  1. Más que un sueño, esta es una fantasía —pero viene bien recordar que la semejanza entre las dos cosas viene recogida por expresiones sinónimas de fantasear como 'soñar despierto' o, en inglés, 'daydreaming' ('soñar de día'). Que 'sueño' signifique metafóricamente 'lo que nos gustaría lograr' o 'lo que nos gustaría que algún día nos pasara' parece sugerir que Freud estaba en lo cierto al considerar que los sueños tienen como objetivo principal satisfacer nuestros deseos; aunque las pesadillas y otros sueños en que el deseo se frustra encajan mal en ese modelo.

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