viernes, 15 de febrero de 2013

Concurso de sueños: Sueño (Marcos Carrasco)


Sueño

Todo es extraño. Allá en el horizonte se vislumbran dos soles, uno cayendo y otro elevándose. El paisaje, desértico, árido, llega hasta donde mi vista alcanza. Solo hay dos o tres árboles visibles en el vasto terreno. Pero lo más inexplicable es que el fin de este mundo está cercano a mí. Comienzo a caminar y al pisar parece que la arena son planchas de metal. Tras un minuto aproximado de un lento paseo me topo con algo que me impide pasar. Tras caer al suelo con un intenso dolor de cara, producido por el fuerte impacto contra aquel obstáculo, comienzo a seguir esa pared, que parece cristal, hasta el mismo punto donde comencé la trayectoria. Extrañado y angustiado al ver que me encuentro encerrado, pierdo los nervios y comienzo a golpear esa fortaleza que me produce ansiedad. Mis esfuerzos no sirven de nada pero tras una fuerte patada todo cambia. Un fuerte estruendo me ensordece y la imagen del desierto desaparece. Ahora todo es blanco. Es entonces cuando en el centro de esa jaula de unos cuantos metros cuadrados veo cómo un fragmento de esa pared de cristal irrompible comienza a abrirse. De la más profunda oscuridad, un ser aparece y se dirige hacia mí. El terror se apodera de mi ser. A paso lento avanza hacia mí un hombre vestido de blanco cubierto de sangre y babas. Pero lo que más me aterroriza es que esa persona ha sido decapitada. No se ve en él cabeza, y en el cuello se distinguen las marcas que al parecer han producido cuchillas desafiladas oxidadas. Ya está cerca de mí. No puedo escapar. Sus viejas y sucias manos hacen contacto con mi piel y con la fuerza propia de un gigante de acero me lleva hacia la puerta que se había abierto y por la que me llevaba al final de mi vida. Un grito de espanto, largo y potente, sale de mi garganta y la caja de cristal comienza a quebrarse. A unos centímetros de salir de ese lugar, pero adentrándome en la oscuridad, todo cae. Y a al vez que caen esos cristales afilados el sueño se derrumba y aparece la realidad.

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