No tengo muchos sueños, la verdad, pero los que tengo a
veces me dejan anonadada. Uno de los más normales empieza en un bosque lleno
de árboles altos y frondosos con multitud de animales. Decido empezar a caminar
cuando me encuentro en un paisaje caribeño: una inmensa playa de arena blanca y
aguas casi transparentes y con olas perfectas al fondo.
Después de dar una vuelta por la playa, veo a un hombre, el
cual me da una tabla de surf y me anima a entrar en agua y surfear.
Todo iba perfecto, hasta que una ola gigante me arrolló. Yo
me dejé llevar por la corriente del mar y acabé en una oscura cueva. De forma mágica,
empezaron a encenderse unas antorchas, y en el fondo, una puerta. Decidí
caminar hasta ella y ver lo que había; total, no tenía nada que perder. Al
abrirla, quién lo diría, un mundo maravilloso, un mundo solo hecho de azúcar,
un mundo perfecto, habitado por elfos de chocolate, que se pasaban todo el día
cantando, bailando y haciendo chucherías imaginables.
Hasta aquí unos de mis sueños mas “normales” y que más me
gustan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario