viernes, 20 de diciembre de 2013

Concurso de Sueños: Mi Sueño

Con este relato ambientado en los años 20 concluye la presentación de originales para el concurso de sueños. Como indican las bases, todas las personas que visiten el blog están invitadas a participar como jurado, votando las entradas que deseen mediante la barra de calificaciones que aparece al final de cada una de ellas. Mil gracias por colaborar con este empeño modesto pero apasionante. ¡Que Vds. lo voten bien! 


Era una noche fría y oscura del mes de diciembre, Ana estaba sola y hacía, más que aire, viento. Ana llegó a casa y se acurrucó en el sofá abrazando a su oso de peluche "Manchitas" y después de unos escalofríos y tiritones se quedó dormida. A partir de ese instante, tuvo un sueño raro:


Ana como en una nube divisaba lo que iba a pasar a continuación:

"Un coche negro y antiguo paró en una calle solitaria donde solo parecía haber almacenes, algo parecido a un polígono antiguo. Del coche salieron cuatro tipos con sombrero y gabardina que procedieron a abrir una de las puertas de uno de los almacenes y pronto sacaron unas cajas, que por la forma de cogerlas pesaban lo suyo. Un instante después, llegaron tres camiones grandes y procedieron a colocar infinidad de cajas, que parecían, por el sonido que emitían al cogerlas, de botellas.

Por los datos que Ana tenía en su cabeza, no tardó en sacar conclusiones: coche antiguo, hombres con sobreros y gabardinas, viejo polígono, tres camiones, se imaginó que sería algo relacionado con la famosa Ley Seca americana de los años veinte, que en tantas películas de cine negro americano había visto con su padre, gran aficionado al género.

Al cabo de unas dos horas estaban los tres camiones llenos de mercancía, se marcharon y el coche les siguió detrás para su reparto por los bares de lo que parecía una gran ciudad. Ana pensó que sería Chicago, la famosa ciudad de los gángsters de los años veinte. Tratarían de entregar la mercancía de contrabando a sus clientes, ya que no había rastro de policía por ningún lado. Al llegar a una gran avenida, había una gran sala de fiestas donde el charlestón se oía fuera de la calle, acompañado de un gran bullicio de la gente que estaba dentro de Ia sala.

Uno de los empleados de la sala de fiestas les indicó a los repartidores que dieran la vuelta y entraran por la calle de atrás, donde podían descargar Ia mercancía solicitada sin que nadie pudiera verles, ni sospechar del género; en unos pocos minutos habían dejado dentro del local un camión entero de alcohol, pero algo se intuía en el ambiente, la noche no podía ser tan
tranquila, Ia policía también tenía que hacer su trabajo y estaban en una de las calles más
céntricas y caras de Ia gran urbe.

En ese momento llegó un vehículo que comunicó a Ia banda que se tenían que dar prisa porque habían detectado varios coches de policía por la zona y que habían tomado esta dirección. Terminando precipitadamente la entrega, se montaron en los vehículos y pusieron rumbo a una zona de Ia ciudad que los sacaría del centro y les llevaría de nuevo a Ia zona de almacenes, donde iban a dejar aparcados los camiones y el género que les quedaba por repartir, concluyendo de esta forma Ia noche.

A Ia mañana siguiente el jefe de la banda hizo recuento de Ia entrega, dándose cuenta de que
solo habían entregado camión y medio de mercancías, por lo que llamó al responsable de la banda para pedirle explicaciones por no haber terminado la entrega. Explicó este último que una patrulla de la policía se encontraba por las inmediaciones, por lo que tuvieron que suspender las entregas. Pensaban terminarlas ese día junto con las que correspondieran a esa noche. El jefe respondió que ese día se harían todas las entregas aunque toda la policía de la ciudad estuviera tras ellos.

A las diecinueve horas toda la banda estaba en el polígono, aquel día saldrían cuatro camiones
totalmente cargados, tenían que empezar pronto para poder terminar a una hora prudencial y tener mucha suerte para dar esquinazo a Ia policía, todos sabían que iba a ser una noche muy complicada y estaban preparados para todo.

Quince minutos después estaban saliendo del polígono con toda Ia mercancía, pero a diferencia de la noche anterior, el coche no cerraba el grupo, hoy Io comandaba con los cuatro camiones detrás. Las tres primeras entregas fueron bastante tranquilas: un camión entero terminó y regresó al almacén; en Ia cuarta entrega se detectó cierto nerviosismo, ya que el bar era un lugar frecuentado por policías en sus días libres, por lo que cualquier error llamaria la atención de su clientela. Haciendo las cosas despacio y con mucha prudencia terminaron en veinte minutos. La siguiente parada correspondía a la zona centro de la ciudad, donde no pudieron entregar la noche anterior, otra sala de fiesta repleta donde entregarían un camión entero de alcohol,  por lo que tendrían que estar muy vigilantes.  Accedieron por la calle de atrás. Viendo que todo estaba tranquilo, se dispusieron a descargar. Cuando llevaban diez minutos, por ambos lados de la calle se cruzaron dos coches de policía que les obligaron a detener las entregas y a tirar al suelo las armas que llevaran encima, pero la banda no hizo caso y comenzó un fuego cruzado que terminó con heridos y muertos en ambos lados, consiguiendo escapar John, apodado "el largo",  el responsable máximo de la banda, que herido en un brazo fue escondiéndose donde pudo para no ser capturado por la policía, la cual estableció un control por toda la ciudad, sin conseguir dar con el fugitivo.

No es de extrañar que Johnny "el Largo" burlara el control policial, ya que era un experto en huidas y el cerco policial no fue tan rápido como se pudiera pensar, en menos de una hora Johnny estaba fuera de peligro y había comunicado a su jefe todo lo sucedido.

EI resto de la noche pasó tranquila y sin más novedades que las acontecidas, Flarry "el cuchillas", jefe de la banda, se apresuró a cambiar su guarida por otra que no conociera la policía , ya que estos tenían controlados a todos los jefes mafiosos en la ciudad; pero al amanecer y antes que Harry hiciera cualquier movimiento, la policía, que lo tenía controlado desde la noche anterior, lo detuvo. Todos los heridos habían delatado al mismo hombre como máximo responsable. Lo encarcelaron, pero en menos de 5 horas sus abogados habían pagado la fianza establecida y estaba en la calle.

La venganza de Harry "el Cuchillas" y Johnny "el Largo" contra la policía de Chicago se estaba cocinando despacio pero segura.

Fue entonces cuando sonó el despertador. Ana se despertó sobresaltada pero con mucha
intriga por conocer la culminación de su sueño, pero tendrá que ser en otra ocasión, tal vez esta
noche...

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