viernes, 20 de diciembre de 2013

Concurso de Sueños: Blood


Era un día más en Oxford. Edwin había terminado los deberes y estaba ansioso por ir a jugar con sus amigos a la casa de Claudio. Pero pasó algo extraño. Aquella tarde, era una tarde que Edwin nunca olvidaría. Al llegar a casa de su amigo, Edwin se percató de que ya habían llegado por el alboroto que había arriba. Al subir, Edwin vio que había cinco velas encendidas, un cuchillo y un espejo. Alrededor estaban Claudio, Julio y Ramón. A Edwin le recorrió un escalofrío por la espalda y no se atrevió a decir nada, simplemente se sentó.

Le empezaron a explicar que iban a jugar a un juego. El juego del espejo. Consistía en que se tenían que colocar alrededor de las cinco velas, y en medio el cuchillo. Tenía que repetir la siguiente frase cinco veces y se irían apagando las velas cada vez: 'Mueve el cuchillo'. A Edwin no le hacía ninguna gracia despertar a los muertos, pero no soportaba que le llamaran gallina. Así que tenía que hacerlo sí o sí. Siguieron cada uno de los pasos que tenían que hacer para que el 'juego' funcionara, y pasó algo. Dijeron la última frase y... se apagaron las velas, pero la última no se conseguía apagar. Se abrió la puerta lentamente... Todos gritaron como locos.

Era... Era...

Solo era la madre de Claudio que les había traído bebidas. Al final, todos se quedaron a dormir en casa de Claudio; pero como la habitación estaba hecha un desastre, decidieron que dormirían en la buhardilla.

No se percataron de que algo extraño había pasado. El cristal del espejo estaba roto y el cuchillo se había movido.

Por la noche, Ramón fue al baño. Se oyó un grito. Y todos fueron al lugar de donde provenía el grito.

Julio estaba muerto. Le habían rajado el cuello con el cuchillo que habían usado anoche, y en el espejo estaba escrito con la sangre de Julio:

NO DEBISTEIS HABER JUGADO.

Todos se alarmaron y la madre de Claudio alertó a la policía. Edwin sabía perfectamente lo que había pasado, pero se calló. Estuvo raro durante varias semanas. No comía, no dormía. Ya no sonreía como antes, y sus padres se percataron de ello. Ya no tenía esperanzas.

Una noche, Edwin fue al baño. Casi pega un grito, pero la muchacha le tapó la boca y le señaló con el dedo que se callara. Era su amiga Emily, pero diferente de como él la conocía. Tenía el pelo alborotado y negro, sus ojos azules llenos de sangre y tenía cicatrices por todas partes. Vestía un camisón blanco manchado y roto. También estaba descalza y tenía los pies llenos de barro.

Ella vio su cara de asombro y resolvió sus dudas:

—Soy una asesina, Edwin, no intentes cambiarme. Yo soy así. ¿Tienes miedo? —la preguntó ella con una sonrisa.

Él señaló con la cabeza que no. A lo que ella le contestó:

—¡Tremendo error!

Desapareció, pero había algo escrito en el espejo, y decía: ¡Volveré!

 A la mañana siguiente, Edwin fue un poco intranquilo al instituto por el suceso de la noche anterior. Sabía que algo malo iba pasar, y tenía que hacer algo al respecto. Estuvo un poco distraído en las clases. Tuvo la esperanza de encontrar algo en el baño. Pero nada. Así que decidió llamarla.

—¡EMILY! —gritó. Pero no hubo respuesta. Pasó algo en el espejo. Alguien echó el aliento y apareció un mensaje:

Ve a la casa abandonada a medianoche con tus dos amigos y trae el cuchillo. 

Edwin se lo dijo a sus amigos, pero estos se rieron de él. Entonces, Edwin sonrió y dijo: ¿No seréis unos gallinas, verdad? Estos se pusieron serios y dijeron que no. Edwin sonrió para sus adentros.

Todos estuvieron enfrente de la casa a la media noche. Pero nadie se atrevía a dar el primer paso. Así que fue Edwin quien entró primero. Los demás lo siguieron.

Entraron al salón, y encima de la mesa mugrienta había una nota. La abrieron y decía lo siguiente:

Me despertasteis aquella noche,
fui yo quien mató a vuestro amigo.
Y no voy a parar hasta clamar
venganza. Pero como hay alguien
especial entre vosotros, solo os
pediré que juguéis a mi juego.
Va a haber notas por toda la
casa, que serán instrucciones
e indicaciones de lo que tenéis
que hacer. Y tranquilos, he
cerrado todas las salidas posibles.
Solo hay una forma de salir.
Y es jugando. La única arma
que tenéis es el cuchillo.
Suerte.
                          Emily.



Había una gran puerta negra que se abrió soltando un gran chirrido e hizo que todos se sobresaltaran. En el letrero ponía Living Room. Decidieron entrar ahí. La puerta se cerró tras de sí de un portazo. Y notaron que faltaba Claudio.

¡Se había quedado fuera! Eso provocó un gran escalofrío por la espalada a Claudio, pero se oyó un ruido por las escaleras. Claudio fue a investigar. Grave error, ya que un cuchillo le atravesó por las tripas. Claudio empezó a ver borroso y un gran charco rojo se formaba a su alrededor. Tosía sangre y se le estaba acabando el aire. Al final, consiguieron abrir la puerta. Demasiado tarde. Claudio había muerto. Estos gritaron. Lloraron bastante. Pero siguieron su camino. Decidieron, en vez de subir, bajar. Por lo de Claudio. Así que se fueron al sótano. Allí había una nota que decía lo siguiente: Preparaos para lo peor.

Se asustaron bastante. Corrieron y corrieron hasta que se abrió una puerta en la oscuridad. Ponía Kitchen.

Decidieron entrar. Mala decisión. Había un pasillo largo y oscuro a su alrededor, por lo que no se veía nada a los lados. Era extraño. Pero no fueron a los lados. Algo les decía que no había nada a los lados.

Siguieron caminando hasta ver un cartel que ponía: ¡NO PASAR! Parecía que Ramón era estúpido, y dijo:

—¡Bah, yo paso, ya me han dado bastantes órdenes por hoy!

—¡Tú estás loco! ¿No has visto lo que le ha pasado a Claudio? —respondió Edwin.

A lo que Ramón ladeó la mano y cruzó.

Cayó y cayó. Abajo había una trituradora. Ramón se hizo papilla. Se manchó todo de sangre y algunos miembros salieron disparados al suelo. Edwin al ver el espectáculo se empezó a reír malévolamente.


Se despertó. Solo había sido una pesadilla.

Miró por la ventana. Allí estaba. Tan preciosa como siempre, su mejor amiga, Emily. Recordó el sueño.

Y lo más raro es que sus amigos habían desaparecido. ¿Había sido todo una pesadilla o no?

Decidió ir a la casa a investigar. Ahí es cuando todas las dudas se le aclararon. Vio a Emily sosteniendo los cuerpos sin vida de sus amigos. No era un sueño. Emily extendió la mano. Edwin se la cogió. Todo se volvió negro.

1 comentario:

  1. Curioso relato, que (como me señalaba hoy un lector atento) se inspira quizá en el tema del juego macabro desarrollado por la saga de películas Saw. Sin embargo, Saw se mantiene en el territorio realista del thriller, mientras que el relato incorpora al comienzo elementos sobrenaturales tomados del scarelore espiritista.

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