lunes, 11 de febrero de 2013

Concurso de sueños: Era un bosque (Lucía Rodrigues)


Era un bosque

Era un bosque. Un poco siniestro, pero me gustaba. No estaba asustada, caminaba serena. No tenía un rumbo fijo, deambulaba entre los árboles observando la combinación de colores. De repente, encontré un tronco tumbado y pensé que era un buen sitio para sentarse. La vista desde ahí era espléndida. Me sentía mejor que nunca, y no me hacía falta nada ni nadie. Seguramente para mucha gente no sería un lugar placentero, pero aquel era mi pequeño paraíso. No llevaba mucho tiempo ahí, pero estaría dispuesta a pasar ahí una temporada.

Pero entonces me encontré sola, en mi cama, en mi habitación; y llegaba tarde a clase. Ya en el aula, pensaba en cómo había pasado de estar en un bosque vacío a estar en una clase con otros 29 alumnos. Había un murmullo incesante que levantaba dolor de cabeza. De pronto, el interminable ruido cesó. Todos estaban congelados. Por los pasillos había el mismo panorama. Salí del centro y empecé a dar vueltas por el pueblo, pero ya me aburría tanto asfalto, y me dirigí al monte. Ahí había un bosque un poco siniestro, pero me gustaba. Hasta que no me senté en un tronco no me di cuenta de que aquel era el bosque de mi sueño. Empecé a reír y a saltar como una loca.

Pasaron los años y yo seguía en el bosque donde siempre era invierno, siempre eran las seis y media, siempre había la misma nube con forma de coche, y siempre había la misma ardilla en el mismo árbol. Me estaba cansando del paraíso, y eso me preocupaba. Volví al pueblo, y me di cuenta de que no había nadie. Al menos, nadie vivo. Me derrumbé, pensé en acabar con todo de la forma más fácil, pero era también la más cobarde. Descansaba sola, en mi cama, en mi habitación; y llegaba tarde a clase.

Desperté.

5 comentarios:

  1. ¡¡Magnífico!!

    Me ha recordado esto: "Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu."

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  2. Salud, amigo anónimo. Cuánto habré jugado yo de pequeño, con mi prima, a que el mundo se congelaba para todos menos para nosotros dos. ¿Habrá niño que no haya jugado a eso? Y a pensar que el techo es el suelo y el suelo es el techo...

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  3. ... y asomarte al cristal del aparador, y ver reflejada, mágicamente de pie, en el suelo la lámpara del techo, con sus brazos barrocos dando al modesto comedor un aire de salón vienés...

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  4. Ahora que no nos lee nadie, confieso que este relato era mi favorito. Y, por lo que veo, no andaba yo en mi gusto muy desencaminado...

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