En mi pueblo siempre se hablaba de una cabaña perdida
entre los árboles, una que todos evitaban porque decían que estaba hechizada.
Un día decidí acercarme, por curiosidad.
Cuando llegué, vi que la puerta estaba medio abierta. Parecía como si alguien viviese ahí. Al entrar, encontré un cuaderno con una frase que me puso la piel de gallina:
Si lees esto, es porque el bosque te ha elegido.
De repente, la puerta se cerró sola con un portazo que
resonó por toda la cabaña y solo quedó una luz encendida. Entonces apareció una
sombra de una anciana: Doña Marisa, la mujer que según las historias había
desaparecido años atrás. Me dijo que el bosque necesitaba a alguien nuevo que lo
cuidara, y que por eso estaba allí. Me entregó una piedra verde brillando y, en
cuanto la toqué, desapareció como si nunca hubiese estado. Desde entonces, a
veces veo luces entre los árboles y siento que alguien me acompaña. Y aunque
nadie me cree, yo sé que la cabaña sigue viva… y que el bosque me eligió de
verdad.
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