viernes, 21 de noviembre de 2025

Concurso gótico. Relato 24. Las dos hermanas gemelas

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Había una vez dos hermanas gemelas que a los pocos días de nacer fueron abandonadas por sus padres y desde entonces vivían con sus tíos. Ellas tenían seis años cuando su tío se volvió alcohólico y su tía las amenazaba y las pegaba a menudo. Su tío siempre llevaba encima una navaja suiza y como estaba loco siempre amenazaba a su mujer y a las dos gemelas. Vivían en un pueblecito pequeño y aunque las hermanas parecían las buenas de la historia, tenían una mente muy malévola. Aunque se llevaban muy bien, se pegaban mucho y siempre acababan con heridas bastante graves. Además de eso, tenían unos pensamientos infrahumanos que a todo el pueblo le daban miedo. 

Siempre que iban por la calle toda la gente se apartaba como si ellas fueran un virus. Por eso no tenían amigos. Su vida siempre fue así, pero ya con once años les empezaron a salir extrañamente grandes granos en la cara y la sonrisa se fue alargando rápidamente a las orejas. Sus dientes se volvieron muy afilados y amarillentos, pero nadie sabía por qué les había ocurrido eso. Pero su vida todavía no había cambiado del todo porque un día su tío se volvió completamente loco y después de una discusión, golpeó en el brazo con la navaja a una de las hermanas y acabó con la vida de su mujer. El hombre estaba muy satisfecho con lo que había hecho. Después de eso, les dijo a las dos hermanas que se fueran a dormir ya porque tenían que disfrutar de su última noche con vida. Su tío se extrañó al ver que en vez de sentir miedo, las gemelas le sonrieron, pero no le dio importancia. En la madrugada, las hermanas se despertaron con una idea diabólica, acabar con su tío. Se acercaron a él sigilosamente, le ahorcaron y le mataron. Al no parecerles suficiente se lo comieron y dejaron sus huesos en un armario. Se habían convertido en monstruos y además eran caníbales. 

Como no podían vivir solas, salieron de casa al día siguiente en busca de alguien que las pudiera acoger. Como era de esperar, nadie les abrió la puerta hasta que una señora que vivía sola con su hijo de cinco años les invitó a entrar. Estuvieron un par de días viviendo allí, pero un día tuvieron otra malévola idea, y por la noche se llevaron al niño y se adentraron al bosque bien refugiadas. 

Unas horas después la mujer se dio cuenta y avisó a todo el pueblo, que empezó una amplia búsqueda. A los pocos días les encontraron y estaban perfectamente. Pero las hermanas les dijeron que si los dejaban un día más ahí llevarían al niño a salvo al pueblo y ellas no volverían a pisar el pueblo, pero si no les dejaban un día más se quedarían en el pueblo para siempre. La gente no tuvo más remedio que confiar en ellas. Pero al día siguiente cuando volvieron se encontraron al niño muerto con solo medio cuerpo y con muchas mordeduras. No había rastro de las hermanas en ninguna parte y nadie nunca volvió a saber de ellas.

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